“La Unión Europea sufrirá un declive inevitable de no reformarse”. Así lo ha advertido en Londres el ministro británico de Finanzas, George Osborne, para quien la actual situación, “no puede seguir como está”. Osborne, invitado a un acto organizado por dos grupos euroescépticos, ha defendido la posición del Gobierno británico, que quiere reformar la Unión Europea y renegociar la participación. “El mayor riesgo económico al que se enfrenta Europa no viene por los que quieren una reforma o una renegociación”, ha señalado el ministro. “El riesgo viene de no hacer la reforma y la renegociación. Es el status quo el que condena a los europeos a la crisis actual y al continuo declive”.

Los problemas de la UE se han agravado con la crisis financiera del 2008. “Sabíamos que la competitividad era un problema en Europa antes de la crisis, pero la crisis ha acelerado dramáticamente el movimiento de las placas teutónicas económicas, con el poder moviéndose hacia el Este y el Sur de nuestro planeta”. La EU, ha explicado, está siendo rápidamente sobrepasada en competividad y relevancia por India y China.

Ante los miembros del think tank Open Europe y el grupo de diputados conservadores, Fresh Start, que abogan por la reforma, Osborne ha reiterado que los conservadores celebrarán un referendo sobre la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea en el 2017, si dos años antes ganan las elecciones generales.

La patronal (CBI) ha respondido a Osborne, recordando que, “los beneficios de la pertenencia del Reino Unido a la UE son de lejos más importantes que los costes y sigue siendo fundamental para el futuro del crecimiento y los puestos de trabajo”. Los grandes empresarios sin embargo defienden la necesidad de una reforma, “para asegurarse de que Europa sigue siendo competitiva” y en la que el Reino Unido proteja su influencia e intereses en la eurozona.

El domingo, 95 diputados conservadores pidieron por carta al primer ministro, que otorgue poderes al Parlamento para vetar las leyes de la UE que atenten contra intereses nacionales. Los diputados pretenden "recuperar el control sobre las fronteras, eliminar cargas impuestas por la UE al sector empresarial, retomar el control sobre política energética y anular la Convención europea de derechos humanos”. Esta semana, el ministro de Exteriores, William Hague, respondió que las normas de la UE están ahí para ser acatadas y el plan de los diputados es imposible.