Las primeras réplicas del terremoto político que se cierne sobre Israel y su primer ministro, Ariel Sharon, empezaron ayer a sentirse. Varios ministros de su Gobierno declararon que el primer ministro deberá presentar su dimisión si el fiscal general del Estado, Menachem Mazuz, decide encausarlo por corrupción.

La fiscal jefe del Estado a cargo de la investigación del llamado caso de la isla griega, Edna Arbel, presentó ayer oficialmente a Mazuz su informe, en el que recomienda que se procese a Sharon porque hay suficiente base para acusarlo de aceptar sobornos. Sharon está acusado de haber utilizado su posición como ministro de Exteriores para ayudar al empresario David Appel en un negocio de turismo inmobiliario en Grecia y en la adquisición de unas tierras en Israel a cambio de un sueldo millonario para su hijo Gilad y de ayudas en las primarias del Likud de 1999.

Mazuz debe decidir ahora si procesa al primer ministro. La prensa israelí publicó que el fiscal general dispone de poco margen para no procesar a Sharon a la luz de la las recomendaciones que ha presentado Arbel. En caso de que Mazuz dé luz verde al proceso, diversos expertos jurídicos sostienen que la ley no obliga a Sharon a dimitir.

POSICION DIFICIL Pero una cosa es la ley y otra la política, y en caso de que sea encausado, la postura de Sharon al frente del Gobierno será muy delicada. "Si se producen esas circunstancias, el primer ministro debería dimitir. Yo espero que él mismo decida irse a casa y luchar para demostrar su inocencia", dijo Yosef Paritky, ministro de Infraestructuras del partido Shinui, el principal socio del Gobierno de coalición. Uzi Landau, ministro sin cartera del Likud, el partido del primer ministro, dijo que Sharon debería renunciar si es procesado.

Por otro lado, el diario Haaretz publicó que un militante de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa declaró a los servicios de seguridad israelís que el presidente palestino,Yasir Arafat, financia ataques contra objetivos israelís. Según los servicios de seguridad israelís, el rais entregaba a este activista 1.362 euros (226.000 pesetas) al mes, en un ejemplo de cómo el líder palestino financia la resistencia contra la ocupación del Gobierno de Sharon.