Parece algo increíble pero el 50,2 % de los argentinos carece en su casa de algún servicio básico como el agua corriente, gas de red o acceso a alcantarillado, informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Según la encuesta de condiciones de vida de los hogares, realizada en 31 principales conglomerados urbanos del país, más de 10 millones de argentinos (35,4 %) no tienen acceso a la red de gas, casi 9,5 millones (33,3 %) carecen de acceso a la infraestructura de alcantarillado y 2,8 millones (11,4 %) no tienen agua corriente.

Además, de acuerdo a la encuesta, el 15,3 % (4,6 millones) de los argentinos no tiene un sistema de saneamiento adecuado en su hogar y de hecho el 7,5 %, unos dos millones, no tiene un baño con descarga de agua.

Aumenta la pobreza

El propio Indec reveló el pasado octubre que a final del primer semestre de 2019 y tras un año de recesión económica nacional, el 35,4 % de los argentinos se encontraban en la pobreza y la tasa de indigencia se situó en el 7,7 %.

La encuesta de condiciones de vida, que fue tomada con una muestra de 53.890 viviendas durante el primer semestre de 2019, también evaluó la calidad de los hogares estudiados según los materiales con los que estaban construidos y concluyó que el 6,8 % tenía una calidad insuficiente y el 12,6 % una parcialmente insuficiente.

Además, 1,3 millones de personas viven en circunstancias de "hacinamiento crítico" con más de tres personas por habitación del hogar, y más de la mitad de los encuestados, 14,2 millones, carecían de alguno de los servicios básicos. En cuanto al emplazamiento de las casas, 3,6 millones de personas habitan hogares cerca de zonas inundables y más de 2 millones cerca de vertederos.

Un tema político

La pobreza fue uno de los temas candentes de la campaña electoral argentina y ya en las generales del 27 de octubre, Fernández confirmó su victoria sobre Mauricio Macri en primera vuelta.

El resultado del peronista Alberto Fernández en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 11 de agosto, derivó en una reacción adversa en los mercados financieros y el consecuente agravamiento de la crisis económica -con una nueva devaluación y aumento de la inflación- que azota al país desde abril de 2018.