Con todo el boato y la pompa, prueba del excelente estado que atraviesan las relaciones entre los dos gigantes del continente euroasiático. Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y China, Xi Jinping, han inaugurado este lunes, a través de videoconferencia, el gasoducto 'Fuerza de Siberia', una enorme tubería que atraviesa buena parte de la Federación Rusa y se adentra en territorio vecino a la altura de la población fronteriza de Blagoveshchensk, en el centro del país. Se trata de un proyecto rubricado hace cinco años, en medio de las tensiones generadas por la guerra de Ucrania, con el que el Kremlin aspira a diversificar sus mercados y a depender menos de sus clientes europeos para exportar una de sus principales fuentes de divisas.

Desde el balneario de Sochi, Putin fue el encargado de conferir con sus palabras un punto de solemnidad al momento. "Esto es un evento histórico fundamental, no solo para el mercado de la energía global, sino también para nosotros, para China y para Rusia", ha declarado el dirigente ruso. "Este paso lleva a la cooperación ruso-china en la energía a un nuevo nivel cualitativo y nos acerca al objetivo establecido conjuntamente con el líder chino, Xi Jinping, de alcanzar un comercio bilateral de 200.000 millones de dólares para el año 2024", ha continuado.

Tras destacar las dificultades orográficas y meteorológicas con las que se han topado los constructores en este último lustro, Xi ha puesto el acento en la "profunda integración y cooperación mutuamente beneficiosa" que supone la puesta en marcha de la infraestructura. Tras los discursos de ambos mandatarios, un operario ruso pidió permiso al líder del Kremlin para girar el grifo que permitía por vez primera el acceso del gas ruso al mercado chino.

JUNTO AL LAGO BAIKAL

La fase inaugurada este lunes une los yacimientos de gas de Koviktinskoe y Chayandinskoye, junto al lago Baikal, en el centro de Siberia, con China, según la página web de Gazprom. En una fase posterior la red se extenderá a otros yacimientos situados tanto al oeste como al este. La tubería, de 1,4 metros de diámetro, aspira a transportar un total de 38.000 millones de metros cúbicos de gas al año a partir del ejercicio del 2025 a una economía que, pese a su ralentización de los últimos años, crece a tasas muy superiores a las de Europa, el tradicional cliente de Rusia.

El proyecto vio la luz en mayo del 2014, cuando Gazprom, el gigante del gas ruso, y la Corporación Nacional China del Petróleo firmaron un contrato de tres décadas de validez. Aunque ambas partes llevaban ya tiempo negociando, la rúbrica final del pacto fue bastante precipitada, dadas las prisas del Kremlin para dar contenido al llamado "pivote a Oriente", un cambio en la orientación estratégica del país tras los desencuentros con Europa y EEUU debido a la revolución del Maidán y la guerra de Ucrania. De hecho, uno de los secretos mejor guardados es el precio final que China pagará por el gas, aunque en su momento ya se especuló que los términos del pacto favorecían principalmente a Pekín.

De cumplirse las expectativas, en un plazo de cinco años Rusia se convertirá en el segundo destino en importancia de las exportaciones gasisticas rusas. En la actualidad, Alemania es su principal cliente, con 58.500 millones de metros cúbicos de gas. Después, ya a mucha distancia, se posicionan Turquía, con 23.960 millones de metros cúbicos, e Italia, con 22.770 millones de metros cúbicos. Dos gasoductos en construción, Nord Stream 2 y Turk Stream, incrementarán en un futuro cercano su capacidad de exportar gas a estos países.