Goodwill Zwelithini, rey de los zulús, ha muerto este viernes a los 72 años después de pasar varias semanas hospitalizado por complicaciones relacionadas con su diabetes, tal y como han informado fuentes próximas al monarca. El rey pasó varias semanas ingresado en la región sudafricana de KwaZulu-Natal, al este del país, debido a los alarmantes índice de glucosa que mostraba. "Trágicamente, cuando estaba hospitalizado, la salud de su majestad empeoró y murió en la mañana" del viernes, han explicado en un comunicado las mismas fuentes. El líder zulú había tenido una cómoda vida: con varios palacios, con seis esposas y una treintena de descendientes. Además, gozó de una renta anual pagada por el Estado de unos 3,4 millones de euros.

Zwelithini ocupaba el trono de los zulús desde 1971, en pleno "apartheid", cuando se ejercía una fuerte opresión sobre la población negra en el país africano. Cyril Ramaphosa, presidente del país, manifestó que el líder, nacido en la ciudad de Nongoma, sería recordado como un "visionario" por su amplia contribución a la identidad y la unidad del pueblo zulú. No solo eso, el presidente insistió en su importancia para al desarrollo económico del país y, especialmente, de la región de KwaZulu-Natal, donde reside la mayoría de los zulús.

Su figura generó mucha tensión en 1994, el año de las primeras elecciones democráticas en el país, especialmente al partido liderado por Nelson Mandela, el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), cuando convocó a miles de hombres armados con palos en Johannesburgo. La mayoría de ellos eran seguidores del Inkatha Freedom Party (IFP), el partido nacionalista zulú. La escena terminó con un tiroteo frente a la sede del ANC en el que 42 personas murieron y 250 resultaron heridas.

Un personaje controvertido

Con una población de entre 10 y 12 millones de personas, los zulús son la etnia la más importante de Sudáfrica, un país con 52 millones de habitantes. El rey no tenía un poder real en el país, pero si que tenía una importante capacidad de influencia sobre su etnia. La Constitución sudafricana de 1996 reconoce el rol de los líderes tradicionales y aunque carecen de un papel ejecutivo, sí que tienen un fundamental papel ceremonial, además tener una influyente posición social y política.

Zwelithini, que controlaba unos 2,8 millones de hectáreas en el país, ha sido una pieza básica en los últimos años para debates como el de la reforma de la propiedad de la tierra, en el que sus intereses eran contrarios a los del Estado, así como en las oleadas de violencia xenófoba que ha vivido Sudáfrica en su historia más reciente.

En los últimos años, el rey fue señalado por sus comentarios xenófobos, culpó a los migrantes africanos de haber provocado un "aumento de la anarquía en el país" y los tachó como "hormigas" y "piojos". También se le ha acusado de haber avivado una oleada de ataques racistas que dejaron siete muertos y miles de desplazados. También demostró tener un carácter homófobo y había manifestado en varias ocasiones que la homosexualidad "no era aceptable". De igual manera, apoyó castigos corporales en los colegios y reestableció en 1980 el Umhlanga, una danza en la que jóvenes vírgenes semidesnudas -ya que está prohibido que lo hagan mujeres "impuras" - bailan alrededor de la residencia real y cortan cañas.