Las dos versiones son diametralmente opuestas: Turquía, que lleva varios meses de operación militar en el norte de Irak contra la guerrilla kurdoturca del PKK -considerada terrorista por Ankara, además de la Unión Europea y Estados Unidos-, asegura que los rehenes fueron asesinados a sangre fría, cuando los milicianos kurdos vieron que los turcos llegaban. El PKK asegura lo contrario, que murieron en bombardeos turcos durante el fin de semana pasado. Una cosa está clara: este fin de semana, 13 rehenes turcos que estaban en manos de la guerrilla kurda, en guerra contra Turquía desde los años 80, han muerto este fin de semana. Los rehenes eran policías, militares y agentes de inteligencia turcos que habían sido capturados por la guerrilla meses o años atrás.

Se encontraban en las montañas de Gare, a 30 kilómetros de distancia de la frontera turca, dentro de territorio iraquí.

Turquía lleva muchos años lanzando pequeñas ofensivas militares contra el PKK en el norte de Irak -sus intervenciones son muy criticadas por el Gobierno de Bagdad, que asegura que, en muchas ocasiones, no es avisado-, pero la presión turca se multiplicó en junio de 2020, en plena pandemia: entonces, el Ministerio de Defensa turco anunció el inicio de la Operación Garra de Tigre?: por tierra, mar y aire.

Y con una novedad que ha servido para decantar la balanza a favor de Ankara: los drones turcos, que han conseguido pararle los pies momentáneamente a Asad y Putin en Siria y derrotar a Armenia en la guerra del Alto Karabaj contra Azerbaiyán. Turquía espera hacer lo mismo con el PKK.

Objetivo final

En el norte de Irak, sin embargo, la situación es mucho más difícil. Aunque Turquía cuenta con el apoyo militar y político de las autoridades kurdas del norte de Irak, los milicianos del PKK se encuentran en bases aposentadas dentro de cordilleras de montañas imposibles de tomar y mantener, llenas de túneles subterráneos.

En una de estas cuevas es donde los turcos han encontrado a los rehenes muertos, en las montañas de Gare, según la versión turca de lo ocurrido.

El objetivo final de Turquía, sin embargo, no es esa cordillera sino otra: la de Qandil, la sierra donde está el cuartel general del PKK, muy cerca de la frontera con Irán -país que ha apoyado infinidad de veces a la guerrilla- y a 60 kilómetros de la línea turca.

Detenciones en Turquía

En Turquía, la noticia de los rehenes ejecutados ha copado totalmente el debate político y mediático. Y miembros de la coalición gubernamental del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, la han aprovechado para pedir el cierre y la ilegalización del HDP, partido pro-kurdo y la tercera mayor formación en el Parlamento.

720 personas vinculadas al partido han sido detenidas este lunes, ha dicho el Ministerio del Interior, por vínculos con el PKK. No es una novedad: los líderes del partido llevan años siendo perseguidos política, policial y judicialmente. Su anterior líder, Selahattin Demirtas, lleva cuatro años en la cárcel por un crimen que nunca ha ocurrido, según el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos (TEDH). Cada vez que el TEDH ha ordenado la libertad de Demirtas, los fiscales turcos se inventan otra causa en su contra.