Perú empezó el año con una desgracia en las rutas. Un autobús con 54 ocupantes cayó por un acantilado a más de más de 100 metros de altura y quedó hecho un amasijo a metros del mar, sobre la roca. Un total de 48 pasajeros perdieron la vida y solo seis sobrevivieron.

El vehículo de la empresa San Martín de Porres se encontraba en las afueras de Lima, a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte, cuando chocó con un tráiler y se deslizó hacia el abismo. De acuerdo con el ministro de Transportes y Comunicaciones, Bruno Giuffra, el vehículo circulaba a una velocidad excesiva.

Ocho personas mueren a diario en Perú a causa de accidentes de tránsito. La tragedia del martes tuvo lugar en la conocida como "curva del Diablo", de cara al océano Pacífico. Apenas trascendió la noticia, se presentaron en la zona cuadrillas de los bomberos voluntarios, la Policía Nacional, la Marina de Guerra y del Ministerio de Salud. Sin embargo, pese a los esfuerzos, se encontraron con un panorama tan desolador como irreversible.

Los heridos fueron llevados en helicópteros al hospital Daniel Alcides Carrión del Callao. Las víctimas fatales fueron trasladadas a la morgue de Chancay. "Es muy doloroso para nosotros como país sufrir un accidente de esta magnitud. Mi solidaridad profunda con el dolor de los familiares", reaccionó el presidente Pedro Pablo Kuczynski. "Desde el Ejecutivo, estamos movilizando todos los recursos para socorrer a los heridos y ayudar a los deudos. Luego evaluaremos medidas adicionales para reducir los accidentes", dijo la primer ministra, Mercedes Aráoz.

La tragedia vial no fue el único episodio que enlutó al país. El colapso de un puente colgante sobre el río Apurimac, en la sureña provincia de la Convención (región Cusco), provocó la muerte por ahogo de cinco personas, mientras otras se encuentran 10 desaparecidas.