Cuatro soldados estadounidenses han muerto en Irak entre el lunes y ayer. Dos de ellos fallecieron en la noche del lunes, cuando el vehículo en el que patrullaban la zona oeste de Bagdad fue alcanzado por la explosión de una bomba de fabricación casera, y los otros dos en Anbar, ayer por la mañana, cuando el convoy en el que viajaban fue atacado por rebeldes.

La violencia en el país no da tregua, y ayer también se cobró la vida de tres integrantes de la Guardia Nacional iraquí que fueron víctimas de una bomba activada en un control de carreteras cerca de la ciudad de Baquba. Otro explosivo causó la muerte de un coronel y un sargento de la policía iraquí que se desplazaban por las calles de Bagdad.

Entretanto, la Agencia de Cooperación Técnica y Desarrollo (ACTED), una ONG francesa con sede en París, denunció la muerte de cuatro de sus cooperantes en Irak. Al parecer, los trabajadores, de nacionalidad iraquí, fueron ejecutados el viernes cuando viajaban en coche hacia la ciudad santa de Nayaf.

Por otra parte, el Gobierno paquistaní confirmó ayer su decisión de no enviar tropas a Irak. "Otros países están retirando a sus soldados. ¿Cómo podemos nosotros enviar a los nuestros?", declaró el ministro de Información, Sheik Rashid Ahmed.