El hombre no quiso quedarse un minuto más en el hospital Martín Icaza de Babahoyo, una ciudad 346 kilómetros al sur de la capital ecuatoriana. Había ingresado como como sospechoso de estar infectado de Covid-19 y se las ingenió para burlar al personal de seguridad. Abandonó el establecimiento con una efímera sensación de victoria. De acuerdo con el diario Extra, la fuga del hombre al que llamó Ramón, apenas se extendió unos 50 metros. De repente se desplomó en la avenida General Barona y no pudo levantarse más. Falleció a los 34 años. Lo dejaron abandonado sobre el asfalto y al lado de un automóvil, cubierto apenas con una manta celeste. Ni siquiera le retiraron la mascarilla. En Ecuador han muerto 98 personas. Es el segundo país con más decesos, solo superado por Brasil, donde el número de casos fatales se acerca a las 300. Pero el territorio ecuatoriano es 30 veces más pequeño que el brasileño, y su población 12 veces menor. Las imágenes de occisos en las calles retratan hasta qué punto Ecuador está siendo desbordado por la pandemia. El párroco Carlos Quinde perdió la vida en San Antonio de Padua, en Urdesa Norte, Guayaquil, el sábado 28 de marzo. Lo fueron a buscar 72 horas después."¿Cómo es posible que se demoraran tanto en ir a buscarlo a su casa?", se quejó una vecina.

La región de Guayas, con su capital Guayaquil a la cabeza, acumula el 68 % de las infecciones y es en esa ciudad donde se ha verificado la mayor tasa de letalidad. "¿Qué está pasando en el sistema de salud pública del país? No retiran a los muertos de las casas, los dejan en las veredas, caen frente a hospitales, nadie los quiere ir a recoger", se quejó la alcaldesa Cynthia Viteri. El presidente Lenin Moreno ha decretado el toque de queda y el estado de excepción. También ha creado una Fuerza de Tarea Conjunta para enfrentar el descalabro. Su jefe, Jorge Wated, aseguró que la situación que ha denunciado Viteri se relaciona con "la poca capacidad que tienen las funerarias".

El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil denunció a su vez que los familiares de las víctimas no pueden llevar sus cuerpos a los cementerios porque carecen de los certificados de defunción. Los sectores de escasos recursos no pueden por otra parte pagar las cremaciones a las que obliga el Gobierno. El vicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, llegó a proponer enterrar a los muertos por coronavirus serían enterrados en fosas comunes y recibió una ola de repudios.

El precio del ajuste

Moreno, que tiene una popularidad del 8%, expresó su desagrado por la divulgación de las fotografías de los cadáveres en las calles. "No nos hagamos eco de las noticias falsas que tienen clara intencionalidad política", dijo. El año pasado, su Gobierno pidió un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 10.200 millones de dólares. A cambio, intentó llevar adelante un ajuste en el Estado que afectó seriamente al sector de la salud, como se recordó durante los días del estallido social de octubre pasado. Aquellos señalamientos recuperaron su actualidad. El fallecimiento de un bebé de siete meses, infectado con el virus y mal atendido, puso otra vez en escena el peso de las asignaturas pendientes.

Cuando el covid-19 se mostró imparable, la ministra de Salud, Catalina Andramuño, abandonó su puesto. "Estamos haciendo lo que debe hacerse: salvar vidas, todas las vidas posibles", dijo su reemplazante, Juan Carlos Zeballos. "Quédate en casa", le pidió a su vez a una población tan temerosa como desconcertada.

El coronavirus no hizo más que agudizar el permanente conflicto político de ese país. "Hay que enfrentar la crisis con todos los recursos posibles. Es imperdonable que todavía no se lo haya hecho. Esta gravísima emergencia solo la resolveremos con claras políticas públicas. Siento una inmensa tristeza pero también indignación por la negligencia. Cosecharon lo que sembraron en tres años. Ecuador es el país que peor ha manejado la crisis sanitaria y el que más sufrirá el impacto económico. No tenemos Gobierno y nos mienten a cada instante. Tenemos que evitar una crisis humanitaria generalizada", dijo desde su exilio belga el ex presidente Rafael Correa.