El Museo Memorial del Holocausto de EEUU ha retirado un premio de derechos humanos que había concedido en el 2012 a la dirigente birmana Aung San Suu Kyi por su actual negativa a condenar y detener los ataques y la 'limpieza étnica' de los rohinyás perpetrados por el Ejército de Birmania.

Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la paz en 1991 por su oposición pacífica durante la dictadura militar birmana (1962-2011) bajo la que pasó 15 años en arresto domiciliario, es desde el 2016 la líder de facto de Birmania. En el 2012, el Museo Memorial del Holocausto de EEUU, que tiene su sede en Washington y está dedicado a la memoria y la investigación del genocidio de la Alemania nazi contra los judíos, otorgó a la entonces dirigente opositora la primera edición del premio Elie Wiesel.

La institución, que dispone de un Centro para la Prevención del Genocidio, ha seguido de cerca la campaña del Ejército birmano contra los rohinyás, así como las reacciones de la líder birmana. La pasividad de Aung San Suu Kyi, así como los mensajes de odio esbozados desde la Liga Nacional para la Democracia, el partido que dirige, han motivado la retirada del reconocimiento.

La carta

"Lamentamos mucho tener que rescindir ahora el reconocimiento. No hemos tomado esta decisión a la ligera", afirma una carta, fechada el pasado 6 de marzo, de Sara Bloomfield, directora del Museo Memorial del Holocausto, concebido para "combatir el odio, prevenir genocidios y promover la dignidad humana".

"Esperábamos que usted, en tanto que persona reconocida por su compromiso con la dignidad humana y los derechos universales del hombres, hiciera alguna cosa para condenar y detener la brutal campaña militar birmana y expresara solidaridad con la población rohinyá", señala el texto. También le reprocha que "por el contrario, la Liga Nacional para la Democracia, bajo su dirección, se ha negado a cooperar con los investigadores de las Naciones Unidas y ha propagado una retórica de odio contra la comunidad rohinyá".

Unos 690.000 musulmanes rohinyás, que vivían en el oeste de Birmania, se han refugiado en Bangladesh desde agosto del 2017 tras una campaña de 'limpieza étnica" perpetrada por el Ejército birmano.

Influidos por un fuerte nacionalismo budista, la mayoría de los birmanos consideran a los rohinyas extranjeros en su propio país.