Unas 3.000 personas han protestado este sábado en las calles de Rangún, la capital económica de Myanmar, en la mayor manifestación desde el golpe de Estado contra Aung San Suu Kyi, mientras los responsables militares, en un intento de acallar estas voces disidentes, han bloqueado el acceso a internet y siguieron deteniendo a detractores.

El último arresto del que se tiene noticia es el de un australiano, Sean Turnell, de 75 años, que trabajó como consejero económico de la exjefa de facto del gobierno, y que aseguró en declaraciones a la BBC que estaba retenido en Myanmar. De confirmarse, sería el primer arresto de un extranjero desde que se produjo el golpe de Estado.

Los manifestantes, muchos de ellas jóvenes, protestaron cerca de una universidad luciendo mascarillas, bufandas y pulseras rojas, color de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, detenida el lunes.

"Abajo la dictadura militar", gritaban los asistentes a la protesta, ondeando banderas de la LND y haciendo el saludo con tres dedos de la mano levantados, convertido ya en un gesto de resistencia. "Estamos aquí para luchar por la nueva generación, para liberarlos de la dictadura militar", dijo a la AFP una de las manifestantes. No se registró ningún enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, que desplegaron un importante dispositivo.

Cortes en internet

Paralelamente, la censura continúa y el país registró el sábado importantes cortes en el servicio de internet en todo el territorio, según la ONG de vigilancia NetBlocks. Telenor, uno de los principales operadores de telecomunicaciones del país, con sede en Noruega, confirmó que las autoridades habían ordenado el viernes el bloqueo de Twitter y de Instagram "hasta nueva orden".

El miércoles se había bloqueado Facebook, red social que sirve de puerta de entrada a internet para millones de birmanos. Servicios de Facebook, como la red de mensajería Whatsapp, también registran cortes y muchos usuarios intentan saltar este obstáculo con conexiones en remoto.

El objetivo es intentar silenciar a los opositores, muy activos en las redes sociales, donde se multiplican las etiquetas #WeNeedDemocracy, #HeartheVoiceofMyanmar o #Freedomfromfear, pidiendo democracia, libertad e instando al mundo a que escuche la voz de los birmanos. Los ciudadanos del país se encuentran "en una situación de incertidumbre absoluta", lamenta Ming Yu Hah, de Amnistía Internacional.