La salud de Alekséi Navalni, el principal líder de la oposición en Rusia, inquieta cada vez más a sus seguidores. El pasado lunes, el activista, superviviente de un envenenamiento con un agente neurotóxico de uso militar, fue ingresado en la enfermería de la colonia penitenciaria IK-2 con fiebre, tos y síntomas de infección respiratoria. Una organización de doctores próxima a sus postulados se manifestó este martes ante las puertas del centro penitenciario, en la localidad de Pokrov, a un centenar de kilómetros de Moscú, exigiendo a la dirección información sobre su estado.

En un nuevo post difundido en Instagram con la ayuda de sus abogados, el recluso denunció el deterioro de las condiciones higiénicas del penal, evocando la posibilidad de que se hubiera declarado una epidemia de tuberculosis. "Hoy (por ayer) un tercer paciente de mi unidad ha sido hospitalizado con tuberculosis: en mi unidad hay 15 personas, eso quiere decir que el 20% de ellos está enfermo, (una cifra) muy por encima del umbral de epidemia", destacó.

Con su habitual sentido del humor, Navalni, que mantiene la huelga de hambre, bromeó sobre sus dolencias, tanto las pasadas como las presentes: "Si tengo tuberculosis, puede que ahuyente el dolor en la espalda y el entumecimiento en las piernas; estaría bien", concluyó.

Protesta ante la puerta

Escasas horas después de la difusión del mensaje, decenas de personas convocadas por un sindicato médico próximo al Fondo contra la Corrupción, la oenegé del activista, se congregaron este martes ante la puerta de la colonia penitenciaria pidiendo que un doctor de la elección del recluso pueda examinarle. La protesta acabó con la detención de nueve personas, incluyendo a Anastasia Vasilievna, líder de la organización, y a dos reporteros de la cadena norteamericana CNN. "Todas nuestras acciones pacíficas no han funcionado; parece como si quisieran matar a Alekséi", acusó, mientras era llevada por policías.

El tratamiento que está recibiendo el recluso Navalni ha empujado a Amnistía Internacional a tomar cartas en el asunto. Agnes Callamard, secretaria general de la organización y exrepresentante especial de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, ha escrito una carta al presidente ruso, Vladímir Putin, exigiendo que se le dé acceso a un médico de su confianza. "Existe la posibilidad real de que esté siendo objeto de una muerte lenta", ha denunciado en su cuenta de Twitter.