La reanudación de los combates en Nayaf y los ataques directos de la resistencia socavaron la primera jornada del que está llamado a ser uno de los episodios significativos del camino de Irak hacia la democracia: la Conferencia Nacional Iraquí. El eco de los disparos en la ciudad santa retumbó en los oídos de los 1.300 delegados reunidos en Bagdad, cuya cifra se redujo cuando un centenar de ellos abandonaron el recinto para protestar contra la ofensiva militar.

Pero no había que ir a Nayaf para entender que la reunión está dinamitada. A pesar de las fuertes medidas de seguridad que rodean la conferencia, los rebeldes iraquís dispararon varios morteros que estallaron muy cerca del límite de la llamada Zona Verde, el espacio fortificado y militarizado que aloja al Gobierno interino y donde se lleva a cabo la reunión. Uno de los obuses impactó contra una estación de autobuses, mató a una persona e hirió a 17.

MUERTO UN SOLDADO DE EEUU La inseguridad que reina en la capital, haya conferencia o no, se hizo aún más palpable cuando el Ejército estadounidense anunció que uno de sus soldados había muerto víctima de un atentado con un explosivo casero ocurrido en el norte de la ciudad. Pero nada de esto impidió que la reunión continuara su marcha.

"Esta conferencia es necesaria para lograr que surja la democracia", manifestó el primer ministro iraquí, Iyad Alaui, durante su discurso, resumiendo la importancia de la tarea de los delegados: escoger a los 100 integrantes del órgano consultivo que podrá vetar las decisiones del Gobierno, aprobará el presupuesto del 2005 y encauzará al país hacia las elecciones democráticas previstas para el próximo mes de enero.

La reunión perdió a un centenar de delegados, la mayoría shiís, cuando se conoció la noticia de que EEUU había retomado la ofensiva contra Nayaf. "Mientras haya combates y bombardeos en Nayaf, no habrá conferencia", gritó uno.

Más tarde, Alaui celebró un Consejo de Ministros en el que la situación en Nayaf fue uno de los temas destacados. A la salida, el secretario de Estado Waël Abdel Latif leyó un comunicado en nombre suyo en el que exigió el desarme del Ejército del Mehdi. "El Gobierno responde favorablemente a la petición de la conferencia en lo que respecta a una solución pacífica al conflicto de Nayaf, pero para alcanzar este objetivo la milicia debe desarmarse, salir de Nayaf y de la mezquita del imán Alí, y participar en el proceso político".

Los combates en la ciudad santa se habían iniciado a primera hora de la mañana y tuvieron como principales escenarios, de nuevo, el casco viejo y el cementerio, que fue bombardeado en varias oportunidades. No era, sin embargo, la gran ofensiva final. Al término de la jornada, el portavoz del Ministerio del Interior anunció que ésta iba a ser lanzada "rápidamente", y explicó que el Gobierno no cree que haya otra solución. "Queremos que la situación en Nayaf regrese a la normalidad".

PERIODISTAS DESALOJADOS Las incidencias de ese ataque no podrán ser contadas por los periodistas, que ayer fueron obligados a abandonar Nayaf por la policía local. "Orden del Ministerio del Interior", explicó el responsable policial a los pocos informadores que aún permanecían en la ciudad, y a los que amenazó con detenerlos si no se marchaban.

También fueron obligados a irse los miles de shiís llegados el sábado para apoyar a Moktada al Sadr, y que tras ser desalojados se instalaron en las afueras de la ciudad.