“Es el momento de empezar a trabajar y a hacer que estas negociaciones sean un éxito”. El negociador británico para el 'brexit',David Davis, afronta la negociación con la UE dispuesto por fin a meterse en faena. Por delante le esperan cuatro días de trabajo y una segunda ronda de conversaciones que debe empezar a dar frutos. El tiempo apremia, la presión es máxima y su homólogo europeo, Michel Barnier, lo ha dejado claro desde el saludo protocolario. “Entramos en el corazón de la cuestión. Necesitamos examinar y comparar nuestras respectivas posiciones para lograr buenos progresos”, ha avisado tras darle la mano.

La primera toma de contacto entre Bruselas y Londres tuvo lugar el pasado 19 de junio, once días después del batacazo electoral sufrido por la primera ministra británica, Theresa May, en las elecciones convocadas el 8 de junio para fortalecer su postura negociadora frente a la UE. Aquel encuentro, que se prolongó siete horas, sirvió para poner en evidencia la falta de preparación británica, que llegó a la mesa de negociación sin los deberes hechos y ninguna claridad sobre su postura en los asuntos clave, aunque la cita sí permitió acordar un calendario de trabajo y una secuencia negociadora.

Esa segunda gran prueba de fuego arranca con muchas sombras todavía y Londres está inmerso en una batalla política interna entre aquellos que siguen defendiendo una estrategia de negociación dura y quienes reclaman un acuerdo de transición de varios años, que permita amortiguar el impacto económico que tendrá el divorcio. Este es el caso del ministro de finanzas, Philip Hammond, que este fin de semana ponía nombres y apellidos a los dirigentes del equipo de gobierno de May que están poniendo palos en las ruedas: Boris Johnson y Michael Gove.

“Parte del ruido está siendo generado por gente que no está contenta con la agenda que he tratado de avanzar estas últimas semanas, protegiendo nuestros empleos y haciendo que siga subiendo nuestro estándar de vida”, explicaba en la BBC. “Los únicos que se están riendo con esto están en Berlín y París”, respondía el euroescéptico ministro de Comercio, Liam Fox. Pese a esta división de opiniones, en Bruselas tienen claro que el reloj avanza y que es urgente empezar a definir el terreno que pisan unos y otros.

CUATRO DÍAS DE NEGOCIACIONES TÉCNICAS

“Para nosotros es increíblemente importante lograr buenos avances. Identificar las diferencias para poder resolverlas y las similitudes para reforzarlas. Es hora de empezar a trabajar y lograr una negociación exitosa”, ha apuntado durante un breve encuentro ante la prensa a su llegada a la sede de la Comisión Europea, el escenario en el que tienen lugar las conversaciones. Según la agenda prevista los grupos de trabajo celebrarán encuentros técnicos diarios de aquí al jueves en torno a las dos grandes cuestiones: derechos de los ciudadanos y la factura de salida, además de otras cuestiones relacionadas con la separación. Además, están previstas reuniones de alto nivel entre los coordinarios de ambos equipos sobre Irlanda y sobre gobernanza.

La segunda ronda concluirá el jueves a media tarde. Nadie espera para entonces grandes avances aunque solo están previstas otras tres rondas negociadoras antes de que los líderes de la UE tengan que determinar, en una cumbre a finales de octubre, si ha habido “suficientes progresos” en el divorcio como para abrir las negociaciones sobre el futuro acuerdo comercial.