Era un secreto a voces pero este miércoles se ha confirmado: la ultraderecha alemana está plagada de miembros vinculados a los movimientos neonazis del país. Según ha destapado una investigación del diario ‘Die Zeit’, en la fracción parlamentaria de la formación ultranacionalista y xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) hay empleados estrechamente relacionados con los grupúsculos más radicales del país.

Entre miembros del grupo parlamentario y asistentes, AfD tiene a hasta 297 personas trabajando en el Bundestag. Aunque la gran mayoría de ellos hacen comentarios racistas y participan o son miembros de movimientos islamófobos como Pegida, la investigación señala a 27 personas con claros vínculos con grupos de la escena más radical como el neonazi Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) y la organización Heimattreue Deutsche Jugend (Juventudes Alemanas Leales a la Patria), prohibida en el 2009. Ambos grupos aseguran que el Holocausto es una fantasía que nunca sucedió. “AfD es el salvavidas de la ultraderecha […]. Sin el partido no tienen hogar político”, detalla un antiguo miembro de la formación.

Aunque el partido tiene una lista de organizaciones con las que sus miembros no deberían asociarse, esta solo sirve como recomendación. El primero en ignorar ese consejo ha sido el propio líder parlamentario de AfD, Alexander Gauland. En su equipo de asesores figuran Felix W. y Martin M., dos miembros de la escena neonazi reconvertidos, algo que para el también copresidente del partido es únicamente “un pecado de juventud”.

Nazis con dinero público

La investigación del ‘Zeit’ remarca que, con la irrupción de AfD en el Parlamento federal, los sectores más radicales y neonazis del partido también se sustentan con dinero público. Cada uno de los 92 diputados de AfD cobra 20.870 euros mensuales del bolsillo de los contribuyentes, un dinero con el que se paga a sus asistentes. “La misión de la red ultraderechista alemana es abolir la democracia parlamentaria”, explica el reportaje. “Gracias a los diputados de AfD importantes organizaciones de esa escena tienen el Bundestag y dinero público para ayudarles a conseguirlo”.

La investigación también señala los vínculos de la ultraderecha con el militarismo, apuntando que varios de los miembros más radicales de las filas parlamentarias de AfD son antiguos soldados. Esa pasión también se escenifica de puertas para adentro. Así, se revela que los asistentes del diputado Thomas Seitz se hacen llamar “la brigada” y tienen una página de Facebook donde cuelgan canciones militares del ejército nazi prohibidas en las actuales fuerzas armadas.

Giro del Gobierno

Mientras, el nuevo Gobierno de la cancillera Angela Merkel ya ha endurecido el tono contra los refugiados. Tan solo dos días después de jurar el cargo, el ministro del Interior, el ultraconservador Horst Seehofer, aseguró que el islam “no pertenece a Alemania”. Aunque hoy ha aprovechado su primera rueda de prensa del nuevo curso para corregirlo y defender su gestión, Merkel también ha hecho autocrítica de una crisis de los refugiados que “no se puede repetir”. Todo ello escenifica la operación de los conservadores para recuperar el voto perdido a favor de AfD.