El primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, aseguró ayer en las Naciones Unidas que su país tiene pruebas de la existencia en Teherán de una instalación secreta usada por Irán para continuar con su programa de armas nucleares. «Hoy estoy dando a conocer por primera vez que Irán tiene otra instalación secreta», aseguró Netanyahu, mientras mostraba unas imágenes en las que, según dijo, se veía ese almacén utilizado para acumular materiales atómicos.

Las pruebas, añadió, forman parte de los documentos obtenidos este año por Israel sobre un supuesto programa secreto iraní y que Estados Unidos utilizó como uno de sus argumentos para romper el pacto nuclear con Irán. Netanyahu usó imágenes y diagramas para mostrar dónde se habían almacenado 15 kilos de material radiactivo y pidió a la agencia atómica de EEUU que se dirija a las ubicaciones inmediatamente con contadores Geiger.

No especificó cuál era el material ni sugirió que Irán estuviera violando activamente un acuerdo nuclear del 2015 con las potencias mundiales, pero su anuncio probablemente reforzará los argumentos para que EEUU endurezca aún más su relación con Irán. «Desde que hicimos una redada en el archivo atómico -acusó el conservador Netanyahu- han estado ocupados limpiando el almacén atómico. El mes pasado eliminaron 15 kilos de material radiactivo. Lo sacaron y lo extendieron alrededor de Teherán en un esfuerzo por ocultar la evidencia».

Minutos antes, precedió al líder israelí en la tribuna de oradores de la Asamblea General el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, que proclamó que «Jerusalén no está en venta» y consideró que las recientes acciones de Israel y EEUU obstaculizan el fin del conflicto en Oriente Próximo.

«Jerusalén no está en venta. Los derechos del pueblo palestino no están aquí para ser negociados», fueron sus primeras palabras, antes incluso de la invocación a Alá con la que habitualmente inician sus discursos los políticos musulmanes.

El presidente palestino reclamó además al mundo que repudie la denominada ley del Estado-nación aprobada en Israel, que calificó de «racista». Y acusó a Estados Unidos de oponerse proceso de paz con las decisiones tomadas bajo la Administración de Donald Trump.

MEDIACIÓN DE EEUU / Según dijo, los palestinos estaban «expectantes» ante la idea de Trump de lanzar una nueva iniciativa para la paz, pero las acciones de la Casa Blanca les ha dejado «mudos». Abbás insistió en que medidas como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel «contradicen» el papel y el compromiso de EEUU con la paz. Según insistió, Washington ya no puede ser el único mediador en el conflicto, dada su parcialidad a favor de los israelís.