El primer ministro en funciones de Israel, Binyamin Netanyahu, se sienta de nuevo en el banquillo de los acusados. Mientras el presidente del país, Reuven Rivlin, inicia la ronda de consultas para formar gobierno, en el tribunal de Jerusalén empieza la fase de testigos del juicio por corrupción. “Por el momento, no veo la manera de formar una coalición” que saque al país del largo bloqueo político, ha lamentado Rivlin. A unos pocos kilómetros, la fiscal Liat Ben Ari ha acusado a Netanyahu de haber hecho un “uso ilegítimo” de su poder y de usar favores como “monedas de cambio”.

“Esto es una caza de brujas”, ha recriminado el mandatario al fin de la jornada en los tribunales. “Así es como intentan derrocar a un poderoso primer ministro de la derecha; esto es un intento de golpe de Estado”, ha insistido Netanyahu. El primer ministro en funciones ha empezado el lunes en el Tribunal de Distrito de Jerusalén como acusado de fraude, soborno y abuso de confianza en uno de sus casos de corrupción. A poca distancia, sus compañeros del Likud le proponían como candidato a gobernar Israel.

Tras las cuartas elecciones en dos años, el presidente Rivlin se enfrenta a una de las rondas de consultas con los partidos políticos más incierta de las últimas décadas. “La democracia está exhausta”, ha expresado. La polarización en el país ha dejado una Knéset, Parlamento israelí, muy fragmentada con 13 partidos con representación. Este hecho dificulta la tarea de escoger un candidato para formar gobierno.

A su vez, la imagen de Netanyahu en el banquillo de los acusados ha llevado a Rivlin a expresar que tal vez tenga en cuenta otras consideraciones éticas para elegir o, más bien, no elegir a cierto candidato. Las elecciones del pasado 23 de marzo, planteadas como un plebiscito sobre el primer ministro, no dieron la mayoría a ningún bloque. Aunque la negativa del partido Hadath integrante de la Lista Conjunta Árabe de apoyar a Yair Lapid, líder de la oposición, acerca más el cargo a Netanyahu.

"Kim Jong Un"

El pasado febrero el único primer ministro imputado en el cargo de la historia de Israel se declaró inocente por las acusaciones de fraude, soborno y abuso de confianza. Este lunes la fiscal Ben Ari le ha acusado de buscar “beneficios indebidos de los propietarios de los principales medios de comunicación de Israel para hacer avanzar sus asuntos personales”. Para demostrarlo, ha testificado Ilan Yeshua, exdirector ejecutivo del sitio de noticias Walla.

Yeshua ha alegado que mientras trabajaba en ese medio, los dueños, Shaul e Iris Elovitch, le “bombardearon” con demandas de una cobertura positiva de Netanyahu. Durante su testimonio, ha reconocido que apodaban a Netanyahu y a su esposa Sara “Kim y Ri Sol-ju Jong Un”, en referencia al dictador de Corea del Norte. El primer ministro apenas se ha quedado más de una hora en la sesión. Mientras, decenas de manifestantes a favor y en contra del primer ministro se concentraban a las afueras del tribunal.

¿Quintas elecciones?

Este es uno de los tres casos de corrupción en los que Bibi está imputado. Se trata del caso 4.000, en el que supuestamente cuando estaba en los cargos de primer ministro y ministro de Comunicaciones había promovido decisiones regulatorias favorables al gigante de las telecomunicaciones Bezeq a cambio de cobertura positiva en Walla. En el caso 2.000, se le acusa de fraude y abuso de confianza por ofrecer ayuda para mejorar la circulación del periódico 'Yediot Ahrono't a cambio de noticias favorables. A su vez, en el caso 1.000, está acusado de los mismos cargos por recibir obsequios de poderosos empresarios a cambio de favores.

En la residencia del presidente, ha reinado un clima de incertidumbre. Ante la ausencia de una mayoría de 61 diputados para nombrar un candidato claro, Rivlin plantea el peor escenario político. “El pueblo de Israel debería estar muy preocupado de que podamos ser arrastrados a una quinta elección”, ha declarado. Más allá del bloqueo político sin precedentes y la crisis económica, Israel se enfrenta a un panorama internacional adverso. A la reactivación de las conversaciones nucleares con Irán por parte de la Administración Biden se suma una inminente investigación de crímenes de guerra por parte de la Corte Penal Internacional.