El gallo que culminaba la aguja de Notre Dame fue encontrado entre los escombros un día después del impresionante incendio que destruyó buena parte de la cubierta del templo gótico, mientras cientos de parisienses y turistas rezaban frente a la catedral.

Esta figura de plomo era una de las partes que tenía que ser restaurada en los trabajos de renovación en los que las autoridades sospechan que surgió el incendio.

En el interior de la figura del gallo se encuentran los restos de las reliquias de Santa Genoveva y San Denís, así como una parte de la corona de espinas que los soldados romanos colocaron a Cristo en su calvario hacia la cruz.

Tampoco se vieron afectadas las doce esculturas de plomo que rodeaban la aguja, entre ellas, las representaciones de los doce apóstoles.

Esas figuras, instaladas durante la amplia renovación del siglo XIX, habían sido extraídas en las últimas semanas para ser restauradas, lo que les salvó de las llamas.