Como auguraban los sondeos, el ‘no’ a la independencia de Nueva Caledonia, el pequeño archipiélago del Pacífico conquistado por Francia hace 165 años, se ha impuesto en un referéndum histórico que ha registrado una participación récord del 75% del censo integrado por apenas 175.000 electores y se ha desarrollado bajo la supervisión de una quincena de observadores de Naciones Unidas y 250 delegados gubernamentales.

Según los primeros resultados provisionales, el 56,4 % de los votantes ha rechazado acceder a la plena soberanía y ha optado por seguir formando parte de Francia. A favor de la independencia han votado el 43,6%.

El presidente francés, Emmanuel Macron, en una breve declaración desde el Elíseo, ha considerado la consulta una etapa “histórica” y ha expresado su orgullo por el hecho de que la mayoría de los caledonios hayan optado por seguir siendo franceses. “Es una muestra de confianza en la República francesa”, ha dicho.

El presidente, que se ha mantenido al margen de la campaña, ha destacado la “estricta neutralidad” del Estado francés y se ha felicitado de la organización de un referéndum previsto hace tres décadas para reconciliar a la población autóctona y a los descendientes de colonos europeos tras las insurrecciones violentas de los años ochenta.

“El único vencedor es el proceso a favor de la paz que inició Nueva Caledonia hace treinta años”, ha resaltado sin minusvalorar la “decepción” de quienes han votado por la independencia, a quienes les ha prometido que el Estado velará para garantizar los derechos de todos los sectores de la sociedad.

REUNIÓN CON LAS FUERZAS POLÍTICAS

“En el plano político no hay más camino que el del diálogo”, ha continuado Macron. Para trazar la hoja de ruta del futuro, el primer ministro, Edouard Philippe, se reunirá este lunes en Nouméa con todas las fuerzas políticas del archipiélago.

Entre las numerosas reacciones políticas, la Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon ha mostrado su “profunda decepción” por el veredicto de las urnas, a diferencia del presidente de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, satisfecho de que los caledonios hayan ligado su destino al de Francia. La ultraderechista Marine Le Pen ha pedido a Macron que solicite la retirada de Nueva Caledonia de la lista de Naciones Unidas de territorios pendientes de descolonización.

DIVISIÓN ENTRE EL NORTE Y EL SUR

El escrutinio muestra una profunda división entre las provincias rurales y pobres del Norte habitadas por kanakos -población autóctona favorable a la independencia- y las del Sur rico poblado por caldoches -descendientes de colonos europeos- donde el ‘no’ alcanza porcentajes de hasta el 90%.

La derrota de los independentistas se explica por la abstención de los kanakos, la movilización de los unionistas y el hecho que, a raíz del Acuerdo de Nouméa en el que se pactó la celebración del referéndum en 1998, se mejoraron las infraestructuras y se facilitó el acceso de la población autóctona a la educación y al empleo.

Se propició así la adaptación de los kanakos a un modo de vida occidental y urbano que les ha alejado paulatinamente de las reivindicaciones independentistas. En muchos votantes ha pesado el temor de que la ruptura con Francia conllevaría un deterioro de la situación económica y social.

El resultado de este domingo no cierra definitivamente la puerta a la independencia. Si un tercio del Congreso caledonio -formado por 54 diputados, 25 de ellos independentistas- solicita un nuevo referéndum, éste deberá organizarse en los 18 meses siguientes. Si gana de nuevo el no, se podrá fijar un tercero.

La Constitución francesa otorga una gran autonomía a Nueva Caledonia, que cuenta con instituciones propias y más competencias que el resto de los territorios franceses de ultramar. Su gobierno puede firmar acuerdos con otros Estados y sentarse como miembro de pleno derecho en organismos internacionales.

La consulta supone la culminación de un proceso de descolonización inédito en la historia de la V República abierto por los Acuerdos de Matignon (1988) y el Acuerdo de Nouméa (1998) tras un pasado violento que estuvo a punto de sumir al territorio en la guerra civil.