El pulso a tres bandas entre el Consejo de Gobierno Iraquí (CGI), las autoridades ocupantes de Irak y la ONU acerca del sucesor de Sadam Husein acabó ayer con la designación de Gazi al Yauar, un líder tribal de confesión suní, como nuevo presidente de Irak. En su primera declaración pública tras jurar el cargo, Yauar exigió que la nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU garantice un "traspaso total de soberanía" a los iraquís. La insurgencia iraquí saludó el nombramiento del sucesor de Sadam con dos nuevos atentados con explosivos que mataron al menos a 14 iraquís.

El nombramiento de Yauar fue posible tras la renuncia al cargo de Adnán Pachachi, descrito por los medios de comunicación como el candidato de la ONU y de EEUU. Con un cierto tono de resentimiento, Pachachi arremetió contra quienes resaltaron sus relaciones con EEUU, lo que, en su opinión, le hizo parecer "menos patriota". Acto seguido, el CGI se autodisolvió, tras 11 meses de trabajos, sin haber logrado imponerse a la coalición ocupante durante su mandato ni tampoco haberse ganado el apoyo de los ciudadanos de a pie. Sólo cuatro miembros del CGI estarán presentes en el nuevo Ejecutivo provisional, nombrado ayer.

DIRIGENTE CRITICO CON EEUU Ya antes de ser nombrado presidente, Yauar, quien en la actualidad ostentaba la presidencia de turno del CGI tras la muerte en atentado del shií Ezedin Salim, se había convertido en uno de sus miembros más críticos respecto a la transferencia de soberanía a un Ejecutivo iraquí, prevista para el próximo 30 de junio. La semana pasada criticó el hecho de que el borrador de resolución que se discute en Nueva York conceda un control muy limitado al Ejecutivo iraquí sobre las tropas norteamericanas estacionadas en Irak.

Ayer insistió en que los iraquís quieren una resolución que les permita reconstruir un país "libre, independiente, democrático y federal". El ministro de Exteriores iraquí, Hoshiar Zebari, viajó a Nueva York para presionar en las Naciones Unidas en favor de un traspaso amplio de competencias.

La composición del Ejecutivo interino se completó con el nombramiento de Ibrahim al Yafari, shií del Partido Dawa, y Rowsch Shaways, del Partido Democrático del Kurdistán, como vicepresidentes del país. El Ejecutivo estará encabezado por el primer ministro, Iyad Alaui, un shií secular que en el pasado colaboró con la CIA para derrocar al régimen de Sadam.

Sin ocultar la decepción que ha supuesto verse marginada del proceso político en Irak, la ONU se apresuró a mostrar su respaldo al nuevo Ejecutivo. Desde Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, hizo un llamamiento a todas las partes implicadas a "mirar hacia el futuro", aunque admitió que el proceso de selección no había sido "perfecto".

TRIUNFALISMO EN WASHINGTON En cambio, el presidente norteamericano, George Bush, en tono triunfalista, dio la bienvenida a la designación del Ejecutivo. Se trata de "un paso más hacia la realización del sueño de millones de iraquís", dijo Bush. El líder de la Casa Blanca negó que EEUU haya intervenido en la designación del Ejecutivo que, según reiteró, asumirá "total soberanía".

Pero la violencia siguió. Por una parte, la explosión de un coche bomba frente a la sede de un partido político kurdo en Bagdad mató a tres personas. Y un atentado cerca de una base norteamericana al norte de la capital causó 11 muertos.