Siete años y medio después del inicio de la invasión de EEUU en Irak el precio pagado para derrocar al régimen de Sadam Husein es muy alto: más de 106.000 civiles iraquís y 4.427 soldados de EEUU muertos. Por eso el presidente estadounidense, Barack Obama, evitó ayer el triunfalismo en las horas previas a su discurso desde el Despacho Oval para dar por finalizada la misión de combate en Irak.

Antes de dirigirse al país, el comandante en jefe viajó a la base militar de Fort Bliss (Tejas) para felicitar a los soldados que sirvieron en Irak por el "trabajo bien hecho". Obama les adelantó parte del mensaje principal que trasladaría horas después a todos los estadounidenses: "No va a ser autocomplaciente; todavía hay mucho trabajo por hacer para garantizar que Irak es nuestro socio efectivo".

Los esfuerzos militares se centrarán en Afganistán, donde vendrán tiempos difíciles. "Las bajas siguen aumentando porque mantenemos una lucha frontal contra Al Qaeda, los talibanes y sus aliados", dijo el presidente. Así, advirtió que EEUU seguirá persiguiendo a los responsables del 11-S para que no tengan dónde esconderse. "La misión por delante será difícil y conllevará más víctimas mortales".

MANTENER EL CALENDARIO Aunque dijo que la fase de combate en Irak ha acabado, Obama añadió que el trabajo que queda por delante es "crítico", sobre todo para las fuerzas de transición que seguirán en el país árabe hasta la retirada definitiva, prevista a finales del 2011, calendario que tenía previsto mantener.

En sus intervenciones del día, el presidente y su portavoz, Robert Gibbs, quisieron dejar claro que la Casa Blanca no quiere apuntarse victorias, huyendo del criticado "misión cumplida" de George Bush semanas después del inicio de la invasión.

La oposición se dedicó ayer a defender la actuación de su jefe. El líder de la minoría republicana en el Congreso, John Boehner, aseguró que fue Bush quien creó las condiciones para obtener el éxito en Irak, reforzando la misión de combate.

Ante un centenar de militares, Obama dijo que, gracias a su extraordinario servicio, EEUU es hoy más seguro y el pueblo iraquí puede labrarse un mejor futuro. "No hay una sola misión que no hayáis ejecutado con gallardía", dijo Obama, y añadió que, pese al debate sobre la guerra, todos coinciden en que son parte "de las mejores fuerzas armadas del mundo". Otros, como Robert Gates, secretario de Defensa, fueron más emotivos. "Gracias a la sangre, sudor y lágrimas de nuestros combatientes, Irak tiene ahora una oportunidad para la libertad".

LA SOMBRA DE AL QAEDA El jefe del Pentágono se reunió ayer con legionarios del Ejército y, siguiendo el tono marcado desde la Casa Blanca, insistió en que queda mucho por hacer en Irak, por lo que pidió evitar "celebraciones prematuras" o mensajes autocomplacientes. "Aún no se ha formado un Gobierno de coalición, la tensión sectaria sigue y Al Qaeda en Irak ha sido derrotada, pero no ha desaparecido", señaló Gates.

Una contienda, la de Irak, que desde hoy entra en una nueva fase, tras una ceremonia en Bagdad para dar la bienvenida a la operación Nuevo Amanecer, presidida por el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.