El presidente de EEUU, Barack Obama, ha decidido nombrar al vicealmirante de la Armada Michael Rogers como nuevo jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y del Cibercomando de Defensa. Rogers sustituirá en el cargo al general Keith Alexander, que se retirará en marzo y que estuvo al frente de la poderosa NSA desde el 2005 y del cibercomando desde el 2010.

El anuncio lo ha realizado esta madrugada el secretario de Defensa, Chuck Hagel, de visita en Polonia, en un comunicado en el que asegura que Rogers tiene "una cualificación única". Rogers deberá ser confirmado ahora por el Senado para su puesto al frente del cibercomando, algo que no es requerido para formalizar su nombramiento al frente de la NSA y el servicio central de inteligencia, que operan conjuntamente.

El vicealmirante, que ha trabajado durante más de 30 años en la Armada y está especializado en criptografía naval de superficie y submarina e inteligencia militar, llegará a la NSA en plenas críticas a las extralimitaciones de la agencia de inteligencia en materia de espionaje electrónico. Desde junio del año pasado, el exanalista externo de la NSA Edward Snowden ha revelado programas de espionaje secretos que muestran la capacidad de la agencia de recopilar ingentes cantidades de información electrónica y para vigilar comunicaciones telefónicas y en internet.

Encargado de las reformas de la NSA

Hagel ha admitido, en el comunicado, que la NSA pasa por "momento críticos". Rogers será el encargado de poner en marcha las reformas al sistema de espionaje anunciadas este mes por Obama. El mandato de la NSA para espiar se limita a ciudadanos extranjeros fuera del territorio estadounidense, aunque las filtraciones de Snowden han elevado el temor sobre su alcance también dentro de las fronteras estadounidenses.

Por su parte, el cibercomando se encarga de las operaciones de inteligencia militar y desde el 2010 ha estado bajo el mismo mando. Pese a las recomendaciones para que la Casa Blanca vuelva a separar ambas agencias, Obama ha decidido mantener el mando conjunto bajo un militar, algo que, según ha dicho anteriormente, se debe a la necesidad de mantener el intercambio de información y un funcionamiento más eficiente.