Los combatientes fieles al clérigo radical shií Moktada al Sadr llevaron a cabo ayer una inesperada demostración de fuerza en tres de las principales ciudades de Irak, incluida la capital, Bagdad, que dejó al menos 19 muertos y 102 heridos. Los combates más encarnizados tuvieron lugar en Nayaf y supusieron la ruptura del acuerdo de no agresión firmado a principios de junio entre el Ejército del Mehdi --comandado por Sadr-- y las fuerzas estadounidenses.

Los rebeldes derribaron un helicóptero Huey de EEUU, cuyos ocupantes resultaron heridos, y mataron a un soldado estadounidense que se desplazaba en un convoy militar camino de la ciudad. Las tropas ocupantes mataron a siete iraquís.

Ambos bandos se acusaron mutuamente de haber roto la tregua pactada hace poco más de dos meses. Los combates se iniciaron a primera hora de la mañana y obligaron a los vecinos a permanecer todo el día refugiados en sus casas. El centro de la ciudad y el cementerio fueron los principales escenarios de la batalla, de una ferocidad tal que obligó a los marines --responsables de la seguridad en la zona-- a pedir refuerzos aéreos. Entre los muertos figura el médico de un hospital alcanzado por un misil estadounidense. Otras 32 personas resultaron heridas.

AMENAZAS EN EL SUR En Basora, entretanto, el jefe tribal Saad al Basri, representante de Sadr en esta ciudad, firmó un comunicado en el que declaró la guerra a las tropas británicas, responsables de la seguridad en el sur de Irak. La circular fue divulgada después de la detención de cuatro fieles al clérigo shií, y los británicos respondieron rodeando la sede de Sadr en la ciudad. Los combates que se desencadenaron a partir de ese momento causaron tres muertos y tres heridos en el bando rebelde.

La noticia de los combates en Nayaf y en Basora se regó como la pólvora y tuvo repercusiones en Bagdad, donde cientos de seguidores del clérigo radical salieron a las calles del barrio shií de Ciudad Sadr a demostrarle su apoyo. La manifestación terminó en combates con los soldados, que dejaron cinco civiles muertos y 58 heridos.

La violencia también tuvo como escenario a la ciudad de Mahauil, unos 75 kilómetros al sur de Bagdad, donde un coche bomba estalló frente a un edificio de la policía iraquí. El ataque causó nueve muertos --cinco policías y cuatro civiles--, 23 heridos y graves daños materiales.

EXPLOSIONES EN LA CAPITAL Cerca de medianoche (hora local), tres explosiones casi seguidas y de gran potencia sacudieron la zona central de Bagdad, donde se encuentra la fortaleza del Gobierno interino iraquí y dos de los hoteles en los que se alojan periodistas y personal extranjero. No fue posible establecer si las explosiones causaron víctimas. Inesperadamente, un portavoz de Sadr informó en Bagdad que el clérigo rebelde estaba dispuesto a reemprender la tregua.

Por otra parte, las tropas estadounidenses elevaron a 22 la cifra de rebeldes muertos en Mosul (norte del país), donde el miércoles tuvieron lugar violentos enfrentamientos entre las fuerzas iraquís y miembros de la insurgencia. EEUU desplegó ayer tropas en el casco urbano.

La ola de secuestros, entretanto, se cobró ayer una nueva víctima, un camionero turco que desapareció cerca de Samarra, al norte de Bagdad. Otro conductor, de la misma nacionalidad, fue asesinado cerca de Filfil, a 70 kilómetros de la frontera entre Turquía e Irak. Los dos trabajaban para empresas transportistas contratadas por el Ejército estadounidense.

Precisamente, los 31 países que integran la coalición firmaron ayer una declaración en la que se comprometen a "no hacer concesiones" ni "sucumbir a las amenazas" de los terroristas, especialmente las de los secuestradores.