El terremoto más violento registrado en el mundo desde 1960, con una intensidad de 8,9 en la escala de Richter, llevó ayer la desolación y la muerte al sureste asiático. Las costas de Sri Lanka, la India, Indonesia, Malaisia, Tailandia, Bangladesh y las Maldivas fueron arrasadas por las olas gigantes (tsunami) que provocó el seísmo, que tuvo su epicentro en el mar, al oeste del norte de la isla de Sumatra, en Indonesia. Hubo al menos 11.500 muertos, entre los que se encontraban como mínimo 5 turistas. Miles de personas estaban desaparecidas, con lo que se teme que el saldo final sea muy superior.

El seísmo tuvo lugar justo un año después de que un terremoto de una intensidad de 6,3 en la escala de Richter arrasara la ciudad iraní de Bam, con un resultado de al menos 26.000 muertos.

Faltaban dos minutos para las dos de la madrugada en España cuando tuvo lugar el temblor, cuyo epicentro se situó a 10 kilómetros de profundidad en el oceáno Indico. Los efectos devastadores del seísmo se multiplicaron en el mar, donde las olas alcanzaron hasta 10 metros de altura y llegaron hasta las costas.

KILOMETROS DE COSTAS La violencia del oleaje golpeó y sumergió en cuestión de horas varios miles de kilómetros de tierra. Los recuentos elaborados en países afectados cifraban en al menos 11.500 los muertos. Pero se trata de cifras todavía muy provisionales, ya que numerosas personas fueron engullidas por las aguas y se daban por desaparecidas.

Sri Lanka, Indonesia y la India fueron los países más afectados en número de muertos: más de 8.700 entre los tres. Muchas de las víctimas mortales son niños, a los que las olas gigantes sorprendieron en las playas. La catástrofe causó también un millón de desplazados, según informó la Cruz Roja desde Ginebra.

MEDIDAS ESPECIALES "El mar invadió la tierra", relataron algunos testigos de Sri Lanka. Olas gigantes se llevaron por delante casas, hoteles, tiendas, destruyeron puertos, volcaron embarcaciones y arrasaron pequeñas aldeas de pescadores.

La destrucción llegó también hasta las playas paradisiacas de la región, sobre todo en Tailandia, cuyos hoteles de lujo estaban llenos de turistas occidentales. Las aguas arrastraron a bañistas y redujeron a escombros sus bungalows. "La gente se cogía a los árboles, los niños eran arrancados de los brazos de sus madres y luego ellas eran también arrastradas", explicó un turista británico desde Phuket, el primer destino turístico tailandés.

AYUDA OCCIDENTAL Diversos gobiernos europeos se movilizaron para recoger información sobre sus ciudadanos desplazados a la región y para canalizar la ayuda a los damnificados. En Francia y Alemania se crearon células de crisis. Según recuentos provisionales, al menos dos franceses, uno de ellos una niña de cuatro años, dos belgas, uno de ellos un bebé, y un británico murieron en el sur de Sri Lanka, en Phuket y las Maldivas. Una veintena de italianos resultaron heridos en Phuket y las Maldivas, informa France Presse.

Los gobiernos de Sri Lanka, Indonesia y Tailandia declararon el estado de catástrofe natural en las zonas afectadas. En Sri Lanka fueron movilizados el Ejército de Tierra y la Marina para las labores de rescate, y en la India participaban en estas tareas barcos, aviones y helicópteros. En el estado de Tamil Nadú, aldeas enteras fueron arrasadas por las aguas y en Madrás, las morgues estaban desbordadas de cadáveres, muchos de ellos de niños.

El efecto devastador del seísmo fue tal que en la isla de Reunión, a 7.000 kilómetros del epicentro, resultaron dañados algunos barcos de pesca. También en Somalia. En Kenia, las autoridades pidieron la evacuación de las zonas costeras.