La ONU no quiere que se violen los derechos del dictador iraquí Sadam Husein durante el proceso legal que se inició esta semana en Bagdad. "Es importante que sea un proceso creíble y justo", declaró a la prensa la canadiense Louise Arbour, comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien sustituyó en ese cargo al brasileño Sergio Vieira de Mello, muerto en un atentado en Bagdad en agosto pasado.

"Es crucial que la comunidad internacional se mantenga muy vigilante para que este proceso respete todas las normas de los derechos humanos y se desarrolle de manera justa y creíble", añadió Arbour. La comisionada rechazó pronunciarse sobre la idoneidad de que Sadam sea juzgado por un tribunal iraquí en lugar de un tribunal internacional. "Todavía es muy pronto para ser escéptico sin razón", declaró.

LEGITIMIDAD EN CUESTION Sadam compareció el jueves ante el tribunal especial que le juzgará, cuya legitimidad puso en cuestión, al tiempo que rechazó firmar su acta de acusación. También estuvieron otros 11 altos exdirigentes, entre ellos Alí Hasán al Majid Alí el Químico y el exviceprimer ministro Tarek Aziz.

El inicio del largo proceso legal contra el dictador iraquí provocó reacciones inmediatas en todo el mundo. El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, declaró que debe asumirse que Sadam Husein es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. "Asumamos la inocencia de Sadam y dejemos que el pueblo iraquí, a través de sus tribunales, decidan", declaró Colin Powell en Indonesia.

Sin embargo, un buen número de clérigos radicales shiís se preguntaron sobre la oportunidad del juicio al dictador iraquí y pidieron sin ambages que Sadam Husein fuera ejecutado sumariamente.

"El Gobierno iraquí ha hecho bien comenzando, tras la pretendida transferencia de poder, por juzgar a Sadam Husein, aunque es posible que utilice este proceso para desviar la atención de la población" sobre los problemas del país, declaró el jeque Awas Jafaji, lugarteniente del radical Moktada al Sadr. "Sadam no necesita ser juzgado", apostilló.

DENUNCIA DE TEHERAN Irán, cuyo país fue devastado por una larga guerra de más de ocho años que provocó un millón de muertos en ambos bandos, tampoco quiso quedarse en silencio.

El expresidente iraní, Akbar Hachemi Rafsanyani, exigió sesiones públicas y denunció que la contienda con su país no figure en el acta de acusación.