La comisión de investigación de la ONU ha determinado que el régimen sirio fue responsable de la matanza de 83 civiles en la localidad siria de Jan Shiijún -en la provincia de Idleb-el pasado 4 de abril y que en ella se utilizó gas sarín. La comisión establece que el régimen sirio empleó armas químicas en al menos otras cinco ocasiones entre marzo y junio de este año.

En su décimo cuarto informe sobre violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra cometidos en Siria entre el 1 de marzo y el 7 de julio, la Comisión señala que "entrevistas e informes de alerta temprana indican que un avión Sujoi 22 (Su-22) llevó a cabo cuatro ataques aéreos en Jan Shijún a las 6.45 hora local". "Solo fuerzas sirias operan este tipo de avión", señala la comisión sobre el ataque, especificando que fueron utilizadas tres bombas convencionales y una química.

Restos de la bomba

En Jan Shijún murieron 83 personas, entre ellas 28 niños y 23 mujeres, y hubo otros 293 heridos. En la zona fueron encontrados restos de la bomba, y aunque la comisión no ha podido determinar el tipo exacto del arma química utilizada, "las partes son consistentes con bombas de gas sarín producidos por la antigua Unión Soviética en la clase de bombas de 250 kilogramos, que tendría aproximadamente 40 kilogramos de sarín".

Este órgano de la ONU tuvo en cuenta las conclusiones de la misión de investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que dijo que las víctimas habían sido expuestas a gas sarín o una sustancia parecida al sarín, pero hizo sus propias investigaciones de manera independiente. En este contexto llegó a la conclusión que efectivamente, los "síntomas sufridos por las víctimas es consistente con la exposición de gas sarín", lo que supone un crimen de guerra.

El informe de la Comisión también señala otros tres ataques con armas químicas entre marzo y julio por parte de las fuerzas gubernamentales en Al-Latamneh, en Guta Oriental, y otros dos casos en la gobernación de Damasco, donde se empleó gas cloro.

La ONU igualmente destaca que grupos armados y terroristas seguían atacando entre marzo y julio intencionalmente a civiles pertenecientes a minorías religiosas y a utilizarlos como rehenes, lo que constituye otro crimen de guerra. También continuaron los ataques a instalaciones médicas.