Más acciones de salvamento en el Mediterráneo central. El barco de rescate 'Open Arms' ha encontrado este domingo una lancha neumática con unas 40 personas que navegaban a la deriva frente a la costa libia, en aguas internacionales, según ha informado a Efe una portavoz de la citada organización humanitaria, y navega en dirección a Lampedusa. Esta nueva operación de rescate del barco español tiene lugar en un momento crítico del drama migratorio con la criminalización de las organizaciones humanitarias tras la detención de la capitana del 'Sea Watch' y las renovadas amenazas del ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, a las oenegés que operan en el Mediterráneo.

Las fuentes de la oenegé han explicado que en la precaria embarcación viajan cuatro bebés y tres mujeres embarazadas con alto nivel de deshidratación después de tres días de travesía. "Les hemos atendido y avisado a administraciones pertinentes para que se hicieran cargo. Ahora les escoltan hasta Lampedusa", ha agregado, en alusión a esta isla italiana.

Precisamente en Lampedusa fue detenida este sábado Carola Rackete, la capitana alemana del barco de rescate 'Sea-Watch 3' que decidió entrar en puerto tras 48 horas varada con 40 inmigrantes a bordo por la negativa de las autoridades italianas a permitir el desembarco. Rackete, de 31 años, fue trasladada a dependencias policiales y está acusada de "resistencia y violencia contra un buque de guerra", delito por el que podrían imponerle una pena de hasta diez años de cárcel en Italia.

INTERVENCIÓN LIBIA

La noticia del rescate de 'Open Arms' se conoce escasas horas después de que las autoridades libias anunciarán la interceptación en las últimas 72 horas en aguas del Mediterráneo de tres botes con 391 migrantes. Según la Guardia Costera libia, las personas interceptadas fueron transportadas a la ciudad de Khoms, situada a un centenar de kilómetros al este de Trípoli, donde recibieron ayuda humanitaria inmediata antes de ser trasladados a centros de detención en esa localidad y la vecina de Zintan.

La fuente no dejó claro desde qué punto de la costa salieron los dos botes ni si fueron interceptados en aguas internacionales o en aguas bajo la jurisdicción de Libia.

TENSIÓN EN ITALIA

En plena criminalización de la ayuda humanitaria, Carola Rackete ha sido la primera detenida nada más poner un pie en la isla de Lampedusa, pese a llevar más de 17 días en el mar y haber declarado el estado de necesidad 48 horas antes. Tras su detención, las oenegés española Open Arms y alemana Sea-Eye decidieron poner rumbo al Mediterráneo central, pese a las advertencias de Salvini sobre las consecuencias, como multas, incautaciones y arrestos, que conlleva desobedecer a las autoridades.

"El 'Open Arms' y el 'Alan Kurdi' barco de la oenegé Sea-Eye parece que se están acercando a Libia. Creo que ya habéis entendido como funciona Italia, donde finalmente hay un Gobierno que hace que se respeten las leyes. Y ya no nos toman por tontos", afirmó Salvini. "De la cárcel se sale, del fondo del mar, no", fue la respuesta desafiante de Oscar Camps.

DRAMA MIGRATORIO

Este es otro episodio más de la larga crisis migratoria que se vive en el Mediterráneo por una guerra feroz y cruel en Siria y por el posterior cierre de fronteras de los países de la Unión Europea. Según cifras de la Organización Internacional de las Migraciones (IOM), un organismo vinculado a la ONU, un total de 597 inmigrantes han perecido en el mar mientras trataban de alcanzar las costas de Europa desde el inicio del 2019.

Un total de 343 personas han muerto en la llamada "ruta central", que parte desde las costas de Libia y que está considerada una de las más mortíferas del mundo. De los 620 inmigrantes muertos en el Meditarráneo en el 2018, 383 fueron en el Mediterráneo central. El aumento de este año tiene mucho que ver con la prohibición, meses atrás, a las oenegés de llevar a cabo operaciones de rescate.

Según la IOM, un total de 27.834 migrantes han logrado llegar a Europa de forma irregular por las tres rutas principales en los primeros seis meses del año, cifra que supone un retroceso del 35% respecto al mismo periodo en 2018. Al final quiénes quieren salir de sus países logran hacerlo aunque puedan perder la vida en la travesía.