La OTAN comenzó ayer a estudiar cómo responder "de forma consensuada" a la petición de ayuda técnica y de formación militar formulada por el nuevo primer ministro de Irak, Iyad Alaui. El secretario general de la organización, Jaap de Hoop Scheffer, señaló que "aún es demasiado pronto" para saber cuál será esa respuesta, pero expresó su confianza en que sea favorable y se concrete el próximo lunes, durante la cumbre de la Alianza Atlántica que tendrá lugar en la ciudad de Estambul (Turquía).

La guerra de Irak dio lugar a una profunda fractura interna en el seno de la OTAN de la que tan sólo ahora comienza a recuperarse políticamente. La aceptación de la petición iraquí podría ser una fórmula para ayudar a cerrar esas heridas y, al mismo tiempo, seguir manteniendo a la Alianza Atlántica al margen de la sangrienta posguerra en ese país.

LEGITIMIDAD "La OTAN nunca debería dar un portazo en la cara del primer ministro iraquí", advirtió De Hoop Scheffer. "Hay una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y hay un Gobierno interino que tiene plena legitimidad para formular esa petición" añadió. De Hoop Scheffer insistió en que "hay que cambiar la forma de pensar sobre Irak a partir del 30 de junio, porque a partir de entonces habrá un Gobierno interino".