Si hay una amenaza que genera recelos entre los líderes de la OTAN esa es la de Rusia y el documento político cerrado por los 29 países aliados en la primera jornada de la cumbre de la Alianza Atlántica recoge alto y claro esa preocupación. «Rusia desafía las reglas del orden internacional y está violando el derecho internacional, conduce actividades militares provocadoras, intenta minar nuestras instituciones y siembra desunión», señala el texto que también ha suscrito Estados Unidos.

El presidente estadounidense Donald Trump se entrevistará en Helsinki el próximo 16 de julio con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y la OTAN ha maniobrado para que vaya con el tono acotado. Los desafíos a los que se enfrentan los países del bando aliado no llegan, sin embargo, solo del este. El terrorismo sigue siendo una amenaza muy real y la Alianza Atlántica se ha comprometido a reforzar su arsenal para mejorar la defensa colectiva de la OTAN.

«Tenemos desacuerdos -como el gasto en defensa- pero lo más importante es que tenemos decisiones que nos hacen más fuertes y en la historia de la OTAN hemos sido capaces de superarlos una y otra vez», destacó el secretario general, Jens Stoltenberg. Entre las decisiones adoptadas destaca la creación de dos nuevos cuarteles en Norfolk (Estados Unidos) y Ulm (Alemania) y el despliegue de una misión de formación de las fuerzas iraquís para asesorar y ayudar a las tropas que incluye la creación de una academia militar. Canadá, según ha anunciado su primer ministro, Justin Trudeau, asumirá el mando durante un año y aportará 250 soldados.

Los compromisos también incluyen crear un nuevo centro de ciberoperaciones en el cuartel general aliado de Mons (Bélgica) y dar más apoyo a Jordania y Túnez. Al hilo de esto, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ofreció a que España lidere una misión de entrenamiento de fuerzas armadas y de seguridad para prevenir la amenaza terrorista en el flanco sur y dar estabilidad a la región. También planteó la posibilidad de liderar la evacuación de la misión de Naciones Unidas en Libia si fuera necesario. La cumbre aprobó la 4/30 con la que se pretende desplegar para 2020 en caso de crisis 30 batallones de tierra, 30 escuadrones de aire y 30 navíos en un plazo de 30 días.