Nuevos enfrentamientos en la Franja de Gaza. El lanzamiento de dos cohetes hacia la ciudad israelí de Ashdod ha provocado la respuesta del ejército de Israel. Aunque los proyectiles han caído al mar sin causar ningún herido, las fuerzas del Estado judío han golpeado posiciones militares de Hamás, movimiento islamista al que acusan de cualquier tipo de violencia que proviene de la Franja.

La hostilidad tiene lugar en pleno clima de incertidumbre en los territorios palestinos después del reciente anuncio de las primeras elecciones en 15 años. También, entre las denuncias de las organizaciones internacionales por la creciente expansión colonial de Netanyahu en los territorios ocupados palestinos durante la última semana de Trump en la Casa Blanca.

Las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF, por sus siglas en inglés) están listas para continuar operando según sea necesario contra los intentos de dañar a los civiles israelís o la soberanía", ha advertido el ejército. Durante la madrugada, un avión militar israelí ha atacado puestos militares de Hamás, entre ellos, sitios para la excavación de túneles que penetran en territorio israelí. Pese a que nadie ha reivindicado el disparo de cohetes, Israel responsabiliza al grupo de cualquier ataque proveniente de la Franja donde, en teoría, mantienen un alto el fuego no oficial.

Mientras tanto, el movimiento que gobierna Gaza acusa a Israel de no cumplir con sus obligaciones de tregua, que incluyen aliviar un bloqueo asfixiante en el enclave y permitir el desarrollo de proyectos de infraestructura y creación de empleo a gran escala. Últimamente los intercambios de artillería son menores entre los rivales debido a los letales brotes de coronavirus en ambos territorios. Israel y Hamas han librado tres guerras desde que la milicia palestina tomó el poder en el 2007. La última gran ofensiva fue en el 2014.

Incertidumbre por las elecciones

No solo en Gaza, sino en el resto de los territorios palestinos se palpa un ambiente de desesperanza e incertidumbre. El reciente anuncio de la convocatoria de elecciones, las primeras en 15 años, solo ha despertado escepticismo. Mahmud Abbas, presidente de Palestina con 85 años, celebró el principio de acuerdo entre su partido Al Fatá y Hamás, históricos rivales, para convocar a la población palestina a las urnas.

Pero el 52% de los palestinos cree que las elecciones celebradas en las condiciones actuales no serían justas y libres, según una encuesta realizada el mes pasado por el Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas. Obstáculos importantes, como los desacuerdos entre Hamás y Al Fatá, la división territorial palestina en tres entidades distintas, la ausencia de candidatos carismáticos en ninguna de las propuestas y la desconfianza generalizada hacia las instituciones, amenazan con descarrilar la votación.

Además, el 76% de la sociedad palestina cree que si Hamás gana, Al Fatá no aceptaría el resultado. A su vez, el 58% afirma que el movimiento islamista rechazaría una victoria del partido de Abbas. Los precedentes sirven de argumento. En el 2006, Hamás ganó las elecciones, dando paso a un breve gobierno de unidad. Apenas un año después, Al Fatá se negó a aceptar el resultado de los comicios y empezaron las escaramuzas entre ambos bandos. Entonces, el movimiento islamista expulsó a su rival de la Franja de Gaza.

Expansión a contrarreloj

La convocatoria de elecciones se ve como un gesto hacia Biden, alejado de las posiciones proisraelís de su predecesor. Muchos expertos internacionales, pero, denuncian que ni Estados Unidos ni Israel ni la Unión Europea retomarían un diálogo con un gobierno integrado por Hamás, designado por Occidente como grupo terrorista. Mientras, el primer ministro israelí Binyamin Netanyahu aprovecha la última semana de Trump en el poder para expandir las colonias ilegales.

En las horas finales del mandato del mejor amigo que ha tenido Israel en la Casa Blanca, Netanyahu ha aprobado la construcción de 800 nuevas viviendas para colonos en el territorio ocupado de Cisjordania. Esta acción no solo erosionará la posibilidad de una resolución que ponga fin al conflicto con los palestinos a largo plazo, sino que a corto plazo coloca innecesariamente a Israel en un curso de colisión con la administración entrante de Biden, ha denunciado la organización israelí Peace Now.

Según este grupo, el 2020 ha sido el año más prolífico en la construcción de viviendas en los asentamientos ilegales desde que comenzó a registrar estadísticas en el 2012. Israel ha aprobado planes para más de 27.000 casas de colonos durante el mandato de Trump, más de 2,5 veces del total avalado en los últimos cuatro años de Obama. Se prevé que su exvicepresidente retome la posición tradicional de Estados Unidos contraria a los asentamientos.