A Emmanuel Macron no le preocupa la agitación social que vive el país. El presidente francés estará a 15.000 kilómetros de París, de visita en Australia y Nueva Caledonia, cuando los manifestantes salgan a la calle este Primero de Mayo. A los tradicionales desfiles sindicales se suma este año el malestar creciente de numerosos colectivos afectados por las reformas expeditivas del Gobierno: ferroviarios, jubilados, estudiantes, personal de hospitales, trabajadores de Carrefour y de Air France.

Coincidiendo con el primer aniversario de la llegada de Macron al Elíseo (el próximo día 7), sindicatos y fuerzas políticas de izquierda quieren dar un nuevo impulso a las movilizaciones en contra de las reformas del presidente. Sin embargo, la más emblemática, la del sector ferroviario da muestras de agotamiento.

Menos huelguistas

Aunque los paros intermitentes que se iniciaron hace un mes siguen alterando la circulación de los trenes, el número de huelguistas desciende paulatinamente, igual que el apoyo de la opinión pública a los trabajadores de la SNCF (la Renfe francesa).

Un reciente sondeo publicado por ‘Le Journal de Dimanche’ revela que el 62% de los franceses espera que el Gobierno lleve la reforma hasta el final y solo el 42% encuentra justificada la protesta. Además, este martes las cinco centrales sindicales más representativas del país no han logrado pactar una convocatoria común y se manifestarán, como de costumbre, por separado.

El programa de movilizaciones arranca este lunes con un gran mitin bautizado como ‘Luchas en pie’ y continua jueves y viernes con nuevos paros en la SNCF y Air France. La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon ha programado igualmente para este sábado una marcha nacional en contra de la política de Macron.

Pero el presidente no piensa ceder a la presión de la calle, convencido de que sería una muestra de debilidad que cuestionaría la credibilidad de su palabra. A su juicio, la democracia política debe primar sobre la democracia social. El mes de mayo será crucial para unos sindicatos cada vez más debilitados por la estrategia del Elíseo.

El líder de la CGT, Philippe Martinez, ha denunciado la "arrogancia" del presidente y en Fuerza Obrera hablan de un "ataque sin precedentes contra las organizaciones sindicales". Incluso la moderada CFDT ha criticado a Macron por menospreciar a las centrales sindicales.

Dispersión sindical

"Hacemos lo que decimos. Ni más ni menos. Y con un método basado en la concertación que da a los agentes sociales la posibilidad de expresarse pero manteniendo nuestra prerrogativa de decidir al final", sostiene por su parte el Ejecutivo.

La dispersión del movimiento sindical merma su capacidad de maniobra para obligar al Gobierno a renegociar las reformas y el primer ministro, Edouard Philippe, ha optado por encuentros bilaterales con los sindicatos a partir del próximo 7 de mayo para retomar la negociación sobre el sector ferroviario. Una fórmula para dividir aun más a las centrales y sacar adelante la reforma.