Con una oposición política contra las cuerdas y sin medios de comunicación independientes, los bielorrusos elegirán hoy un nuevo Parlamento y también decidirán si permiten que su actual presidente, Alexander Lukashenko, pueda aspirar a un tercer mandato y a otros más después de que, en el año 2006, concluya el actual.

Bielorrusia, una de las repúblicas más pobres de la extinta Unión Soviética, con más de 10 millones de habitantes, se ha conservado como el último foco represivo de Europa del Este desde que Lukashenko, de 50 años, ganara las elecciones presidenciales en 1994.

Papeletas falsas

Según un reciente sondeo del Centro de Análisis de la Opinión Pública ruso, el 42% de los bielorrusos está a favor de que su líder se presente para el tercer mandato sucesivo. Lukashenko necesita al menos el 50% de los votos para enmendar la Constitución, que no permite más de dos. "Lukashenko tiene pocas posibilidades de obtener el del electorado para su plan de ser presidente para siempre. Para lograrlo, las autoridades bielorrusas tendrán que recurrir a importantes falsificaciones", dijo a este diario el director del Centro de Análisis, Yuri Levada.

El político liberal ruso y exviceprimer ministro Boris Nemtsov afirmó que "para ganar, Lukashenko necesitará añadir unas 400.000 o 800.000 papeletas falsas". La falta de apoyo popular a Lukashenko se debe a los graves problemas económicos que sufre el país, así como al régimen de terror y represión, que no tolera ningún tipo de oposición política.

Bajo la presidencia de Lukashenko, se ha denunciado la desaparición de más de mil personas, entre ellas antiguos colaboradores y dirigentes de la oposición. La UE y EEUU han apoyado la resolución del Consejo de Europa que prohíbe la entrada en su territorio de altos representantes del régimen presuntamente involucrados en las desapariciones.

Según Reporteros sin Fronteras, "no hay ninguna libertad de información en Bielorrusia". "Todos los medios audiovisuales están a las órdenes del poder y se censura sistemáticamente a la prensa escrita". El Instituto Internacional de la Prensa (IPI) ha expresado su "preocupación" por el cierre de ocho diarios. "El gran número de periódicos populares que han quedado suspendidos cuestiona la credibilidad de las órdenes de suspensión. Es un intento más de amordazar a la prensa crítica", señaló el IPI.

Lukashenko, usado por el Kremlin como aliado en la época de enfrentamiento con la OTAN sobre Yugoslavia, es hoy en día un amigo indeseado para Moscú, tanto por su declarada falta de respeto a las libertades como por su aislamiento internacional. "Buenas relaciones con políticos como Lukashenko perjudican a la imagen de Rusia en el mundo. Si Rusia hace la vista gorda, el régimen de Lukashenko será vitalicio", opinó Nemtsov.