La Autoridad Nacional Palestina (ANP) decidió ayer tomar cartas en el asunto del asesinato del líder de Hamás, Abdelaziz Rantisi, y detuvo a varios presuntos colaboracionistas de Israel en Gaza, acusados de facilitar información para este homicidio y el del predecesor de Rantisi, el jeque Ahmed Yasín.

Las fuerzas de seguridad palestinas se mostraron especialmente inquietas, tras el entierro de Rantisi, al observar cómo en menos de un mes fueron asesinados dos líderes que habían extremado las precauciones. Esto ha hecho cobrar fuerza a la tesis de que ambos fueron traicionados por chivatos, que existen desde hace años en la sociedad palestina y que principalmente son presos palestinos. Los servicios secretos israelís proponen trueques como la puesta en libertad de algún pariente, permisos de viaje o incluso dinero, o les amenazan con difundir informaciones comprometedoras.

Las operaciones de asesinato selectivo, ejecutadas desde el aire, requieren de informaciones muy precisas --como el lugar o la hora exacta de los desplazamientos--, debido a la gran densidad de población en Gaza, donde Hamás mantiene su infraestructura. Pero convertirse en un chivato se paga con la vida. Al menos 70 personas han muerto en ejecuciones extrajudiciales en Gaza, por ser consideradas sospechosas de facilitar información a Israel.

CONSEJO DE SEGURIDAD El asesinato de Rantisi provocó ayer una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU, que fue convocada a petición de los países árabes y se celebró a puerta cerrada.

Por su parte, fuentes israelís revelaron que el Gobierno estudia la posibilidad de bombardear Siria, si los cuarteles generales de Hamás se trasladan a Damasco. La amenaza se hizo extensiva a la guerrilla libanesa Hizbulá, a la que Israel acusa de colaborar con el terrorismo palestino.

Mientras, el primer ministro, el conservador Ariel Sharon, continua su campaña para obtener la adhesión de los militantes del Likud a la retirada de Gaza. La última, y de vital importancia, ha sido la del ministro de Asuntos Exteriores, Silvam Shalom, que en los últimos meses se había mostrado muy reticente a aceptar el plan. Shalom expresó ayer su apoyo, con el argumento de que el plan "fortalecerá los asentamientos existentes".

Sin embargo, los analistas políticos señalan que Shalom dio este giro después de que Sharon le amenazara veladamente con no mantenerle en la cartera de Exteriores si se ve forzado a negociar un nuevo Gobierno por un fracaso en la consulta interna del Likud.