Los vehículos con matrícula par tendrán prohibida la circulación este lunes en el centro del área metropolitana de París, una medida de emergencia adoptada por el Gobierno francés ante la elevada contaminación atmosférica existente en la capital. Cerca de 700 policías vigilarán el cumplimiento de la llamada "circulación alterna" en París y en las otras 22 ciudades de su extrarradio inmediato donde se aplica el dispositivo, ha explicado el prefecto (delegado del Gobierno), Bernard Boucaud.

Los policías tienen la directriz de privilegiar la "pedagogía" con los automovilistas pero también de imponer multas e incluso inmovilizaciones a los que demuestren voluntad de infringir el dispositivo, que puede prolongarse al martes si persisten las condiciones meteorológicas, en ese caso sería para los vehículos con matrículas impares.

Excepciones

En todo el perímetro definido, no podrán entrar los camiones de más de 3,5 toneladas, salvo los de la basura o los frigoríficos de aprovisionamiento alimentario. Sí podrán circular todos los vehículos 'limpios'; eléctricos, híbridos o con propulsión de gas, y también los que --al margen del número de su matrícula-- lleven al menos tres ocupantes, los de servicios de urgencias, los taxis, los autocares y otros de transporte colectivo, así como los matriculados en el extranjero.

Para incitar a que los automovilistas dejen su automóvil en casa mientras dure esta situación, se mantendrá la gratuidad del transporte público --en vigor desde el viernes-- y de los servicios de alquiler de bicicletas (Velib) y de coches eléctricos (Autolib), al igual que el aparcamiento residencial.

Razones sanitarias

El ministro de Ecología, Philippe Martin, ha admitido que el dispositivo generará "dificultades" y "enfados" pero lo ha defendido aludiendo a razones sanitarias, después de que se hayan superado durante seis días consecutivos los umbrales de alerta por contaminación de micro-partículas en la región de París.

Martin ha pedido a las empresas y administraciones que sean "flexibles" con los empleados que pueden llegar tarde al trabajo a causa de estas restricciones, que solo se habían aplicado una vez con anterioridad en Francia, concretamente el 1 de octubre de 1997. Según los datos oficiales, en aquella ocasión el tráfico en la capital francesa disminuyó un 20% y el organismo que controla la calidad del aire, Airparif, constató una caída del 15% de las emisiones de dióxido de nitrógeno, que eran el problema.