El Parlamento británico rechazó ayer en dos votaciones diferentes la posibilidad de que el Reino Unido se marche de la Unión Europea el próximo 29 de marzo sin un acuerdo. En otra noche caótica en la Cámara de los Comunes, el Gobierno presentó una moción previniendo la posibilidad de una retirada de la UE sin un pacto. La moción llevaba sin embargo un añadido recordando que la decisión no era vinculante legalmente. El Ejecutivo había dado libertad de voto a los diputados. Según el orden del día y antes de someterla a votación, los parlamentarios votaron una enmienda presentada por la diputada conservadora Caroline Spelman, en la que se rechazaba la posibilidad de una salida sin acuerdo de manera permanente y en cualquier circunstancia. La enmienda, para sorpresa y humillación de la primera ministra, Theresa May, fue aprobada por cuatro votos de diferencia (312-308).

En ese momento el equipo de la premier dio la orden a sus diputados conservadores de votar contra su propia moción. No todos obedecieron y la propuesta fue respaldada por una mayoría de 43 votos (321-278), viniendo a reforzar el rechazo total y absoluto a una salida sin acuerdo. Varios ministros desobedecieron a lo ordenado por el Gobierno y podría haber dimisiones.

DESOBEDIENCIA / El resultado abrió la puerta a la votación de hoy mismo sobre la extensión del Artículo 50. Es casi seguro que habrá mayoría en favor de la prórroga. Su extensión podría quedar determinada por las enmiendas que se presenten. Pero la gran pregunta sigue siendo: ¿para qué serviría la ampliación?

El jefe negociador de la UE, Michel Barnier, advirtió ayer en una comparecencia en la Eurocámara que «le corresponderá al Gobierno británico decir, esperamos que de manera positiva, cómo desea proceder a reunir por fin una mayoría constructiva en torno a una propuesta». «Este tratado lo hemos negociado durante un año y medio con el Gobierno de Theresa May. Es y seguirá siendo el único tratado disponible», agregó Barnier visiblemente irritado, mostrando en la mano el gran tocho de páginas del documento que los parlamentarios británicos se niegan a validar.

En el Palacio de Westminster la impresión es que el acuerdo trabajado por May durante dos años está definitivamente muerto y que no hay manera de reactivarlo.

En la línea de lo declarado por Barnier y dentro del propio Gobierno han comenzado a sugerir posibles alternativas ante la situación de absoluto bloqueo. El ministro de Finanzas, Phillip Hammond, aprovechó la presentación en la Cámara de los Comunes de la revisión del presupuesto de primavera para hacer un llamamiento al «consenso» y la búsqueda entre todos los partidos de una salida concertada para el brexit.

Hammond, un proeuropeo moderado, pareció desmarcarse de la línea de la primera ministra, sugiriendo que el Gobierno debe dar un giro hacia un brexit suave. «La incertidumbre sigue pesando sobre nosotros. No podemos permitir que esto continúe. Está dañando nuestra economía, nuestra posición y reputación en el mundo», afirmó. Con la votación de hoy sobre la ampliación de la prórroga, «existe la posibilidad de comenzar a diseñar el camino para construir un consenso entre todos los miembros de la Cámara, en búsqueda de un acuerdo que podamos respaldar colectivamente para salir ordenadamente de la Unión Europea, para bien del Reino Unido y que proteja puestos de trabajo y empresas», dijo Hammond.