El Parlamento de Egipto ha llevado a cabo una reforma exprés de la Constitución que permitirá alargar el mandato del presidente egipcio Abdelfatha al Sisi hasta el 2030 y amplia el control del mandatario sobre todos los resortes del poder, reforzando las capacidades de las Fuerzas Armadas. El autoritario mandatario lidera el Gobierno egipcio desde el 2014, tras un golpe de Estado contra el expresidente Mohamed Morsi.

Las enmiendas se han aprobado con celeridad en un Legislativo ampliamente controlado por los partidarios del exmariscal, tan solo dos meses después de que un grupo de parlamentarios presentara de forma discreta la propuesta de reforma, y un año tras las segundas elecciones en las que Al Sisi fue reelegido con casi el 98% de los votos en unas elecciones sin rivales, en un proceso considerado una farsa por la oposición.

Sin embargo, para que la reforma entre en vigor debe ser sometida a un referéndum popular que todavía no ha sido convocado, pero que se celebrará la próxima semana, a lo largo de tres jornadas consecutivas entre los días 22 y 24 de abril, según han informado los medios oficiales.

Las calles de El Cairo y de otras ciudades están empapeladas desde hace días de propaganda en la que se pide la participación de la población en la consulta y miles de carteles instan a que se vote sí a unas enmiendas cuyo contenido concreto se ha dado a conocer el pasado martes.

SEIS AÑOS DE MANDATO

La principal enmienda aprobada es la que prolonga la duración del periodo presidencial de cuatro a seis años, una medida de la que se beneficiará Al Sisi y podrá gozar de dos años más de mandato, a pesar de que solo fue elegido para un periodo de cuatro en los comicios de marzo del 2018.

Los diputados también han introducido una disposición transitoria para que Al Sisi pueda evadir la regla que establece un máximo de dos mandatos presidenciales consecutivos, una norma que no fue alterada en la Carta Magna.

Esa norma fue introducida en la Constitución del 2012 y se mantuvo en la de reforma del 2014, como una de las conquistas sociales que emanaron de la revolución del 2011 que derrocó al expresidente Hosni Mubarak. De este modo, Al Sisi será la excepción y podrá optar a un tercer mandato en las elecciones del 2024, que acabaría en el 2030.

Otro de los artículos reformados permitirá a Al Sisi designar a los presidentes de las instituciones judiciales, que antes eran nombrados por sus propios órganos. También extenderá las atribuciones de las Fuerzas Armadas, institución que dirigía Al Sisi cuando dio el golpe de Estado con el que derrocó en 2013 al islamista Mohamed Mursi, el único presidente elegido en unos comicios libres en la historia de Egipto.

TRIBUNALES MILITARES PARA CIVILES

A partir de ahora, los militares, además de defender el país, tendrán el papel de "salvaguardar la Constitución y la democracia, preservar los fundamentos básicos del Estado y su naturaleza civil, las ganancias del pueblo y los derechos y libertades de los individuos". La reforma constitucional también da amparo legal al enjuiciamiento de civiles en tribunales militares, una práctica que ha sido común en los últimos años y ha sido criticada por organismos que defienden los derechos humanos. A partir de ahora, los civiles podrán ser juzgados por tribunales castrenses cuando cometan delitos contra militares o entes que dependan del Ejército.

La institución miliar también ha ampliado su control sobre la economía del país bajo el Gobierno de Al Sisi. El Ejército controla un vasto conglomerado de empresas que se ramifican en sectores tan diversos que van desde la construcción a la producción de alimentos o la gestión de hoteles de lujo.

Entre la docena de enmiendas presentadas, destaca también la creación de un Parlamento bicameral, recuperando una Cámara alta, extinta en 2014, e incorpora la figura del vicepresidente. La aprobación de las enmiendas fue un mero trámite y tuvo el beneplácito de 531 diputados de los 554 presentes en la sesión, con la única oposición de 22 legisladores y una abstención.

"PROCESO ILEGAL E INCONSTITUCIONAL"

El opositor Magdi Abdelhamid, portavoz del Movimiento Civil Democrático, ha declarado que no hubo sorpresas en la votación porque "casi el 95 % de los parlamentarios son obedientes, les llega una orden y ellos la cumplen". Abdelhamid ha pedido a la población que vote no en el reféndum, a pesar de que ha considerado que "todo el proceso es ilegal e inconstitucional".

"Nuestra influencia en la calle con las masas es muy limitada, debido a la situación política del país. Oprimen cada movimiento político y democrático, nuestra posibilidad de comunicación con las masas casi no existe. No tenemos espacio para movernos", ha explicado el líder de la oposición.