Después de la sobredosis de anuncios, debates televisados, mítines y encuestas, en Estados Unidos ha llegado la hora de la verdad. Conscientes de que la clave de la victoria radica en una alta participación, republicanos y demócratas no cejarán ni siquiera hoy en su persecución de todos y cada uno de los votos; el esfuerzo por asegurárselos no tiene precedentes, y se beneficia de la ausencia de la jornada de reflexión.

Con un presupuesto de cerca de 200 millones de dólares (157 millones de euros), demócratas y republicanos han sacado a ejércitos de miles de contratados y voluntarios a la calle. Su objetivo ya no es cortejar a los decisivos indecisos sino, ante todo, cerciorarse de que quienes les apoyan se acerquen hasta las urnas.

Sólo en Florida, por ejemplo, 17.000 voluntarios que apoyan al presidente, George Bush, visitarán hoy 800.000 casas para asegurarse de que quienes se han registrado como republicanos han ido o piensan ir al colegio electoral. Además, 1,2 millones de hogares del polémico e indefinido estado recibirán una llamada de recordatorio o comprobación desde las oficinas republicanas.

IDENTIFICAR ABSTENCIONISTAS En Ohio, otro estado clave, los demócratas tienen a 27.000 personas trabajando en centralitas listas para hacer unas 400.000 llamadas, las mismas que los republicanos están haciendo desde el fin de semana en este estado. Cerca de Pittsburgh, en el disputado estado de Pensilvania, la copresidenta de la campaña de Bush ha advertido de que los votantes republicanos que no hayan votado antes de las tres de la tarde recibirán la llamada. Allí, como en otros estados, los teléfonos no dejarán de sonar hasta que no cierren los colegios.

Este final de campaña tan intenso responde a un esfuerzo de meses en el que ambos partidos han puesto especial interés en identificar a votantes que habitualmente no acuden a las urnas. La campaña de Kerry, por ejemplo, midió a los votantes de acuerdo con dos criterios: la fuerza del apoyo al senador y la frecuencia de voto. Una vez que identificaban a los votantes esporádicos cuyo apoyo parecía más firme, los perseguían con llamadas y visitas.

UN 14% DE VOTOS ANTICIPADOS La campaña republicana ha hecho prácticamente lo mismo, esforzándose por asegurar que el máximo número posible de sus electores votara, cuando era posible, anticipadamente. Según las estimaciones del Centro Annenberg de la Universidad de Pensilvania, el 14% de total de votantes habrán utilizado este sistema.

La persecución de los votantes el mismo día de las elecciones es la traca final de un esfuerzo que se ha intensificado desde el viernes y que ha alcanzado unas dimensiones y unos costes sin precedentes. El presupuesto republicano para movilizar votantes, según fuentes del partido citadas por The Washington Post , ronda los 125 millones de dólares (98 millones de euros), al menos el triple de lo que se destinó en el 2000.

Los demócratas, por su parte, han destinado 60 millones de dólares (47,2 millones de euros), más del doble que en la campaña de Al Gore en el 2000. Además, hay que tener en cuenta el gasto de los grupos independientes, como los sindicatos.