La campaña del referendo sobre la independencia de Escocia se concentró ayer en la gestión del petróleo del mar del Norte. Tras la disputa sobre la libra esterlina y las dificultades para el reingreso en la Unión Europea de una hipotética Escocia independiente, ayer fue el turno de los recursos de crudo en aguas escocesas, otro de los asuntos cruciales en el debate entre unionistas y separatistas. Tanto el primer ministro británico, David Cameron, como el ministro principal escocés, Alex Salmond, presentaron sus visiones enfrentadas sobre cómo gestionar mejor en el futuro las reservas menguantes de petróleo y gas en aguas escocesas.

La puesta en escena de la confrontación tuvo lugar en Aberdeen y sus alrededores. Cameron se desplazó a la ciudad escocesa, donde con carácter excepcional celebró el Consejo de Ministros británico, el tercero que se ha llevado a cabo en aquellas tierras en un siglo. Salmond no se quedó atrás y también reunió a su Gabinete en Portlehen, a tan solo una decena de kilómetros. Los dos dirigentes, sin embargo, ni hablaron ni llegaron a encontrarse.

El primer ministro británico aseguró que las reservas de hidrocarburos se aprovecharán mejor si Escocia sigue formando parte de la Unión. Salmond rechazó esa idea y defendió un estilo de gestión «como en Noruega» para una Escocia independiente. El líder nacionalista entró directamente al ataque al apostillar que él ya estaba en la industria del petróleo cuando Cameron «andaba perdiendo el tiempo en los campos de juego de Eton». Además, acusó al primer ministro de haber hecho una rara excursión a Escocia para impartir doctrina y amenazas.

Revisión de los hidrocarburos

El Gobierno británico promete una revisión a fondo de la industria de hidrocarburos, de manera que sean más fáciles y rápidas las extracciones.

El número de barriles de crudo ha caído el 38% en los últimos tres años porque es cada vez más difícil poder acceder a las reservas del mar del Norte, en un sector que da empleo, directa o indirectamente, a 450.000 personas. Tomando como referencia un informe elaborado por el experto Ian Wood divulgado ayer, Cameron prometió reducir la burocracia y facilitar la colaboración con el sector privado, a fin de poder extraer entre 3.000 y 4.000 millones de barriles de crudo adicionales. Ese incremento supondría un beneficio equivalente a 242.000 millones de euros en un periodo de 20 años para la economía británica.

Cameron, que estuvo visitando algunas de las instalaciones petroleras, también prometió «invertir en esta industria vital» para reemplazar plataformas y conductos que están quedando obsoletos.

Salmond respondió a los propósitos de Cameron, acusando al Tesoro británico de haber estado quedándose durante los últimos 40 años con buena parte de los beneficios del gas y el petróleo de Escocia. De lograr la soberanía, los escoceses, señaló, podrán gestionar por sí mismos las reservas mejor que el Gobierno británico. «Claro que pueden hacerlo los escoceses. Basta con mirar a Noruega, más pequeño que Escocia, que maneja sus recursos mejor que Westminster».

El líder nacionalista propone crear dos fondos de gestión. Uno con miras a la estabilización a corto plazo, que contrarreste la volatilidad del mercado de hidrocarburos. Otro, a largo plazo, planteado como ahorro para la nación, con el que pretende recaudar 36.300 millones en una generación.