Una vez más, el gigante estadounidense Halliburton --presidido por el vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, hasta que se integró en el equipo de George Bush en el 2000-- está en el ojo del huracán por su actuación en Irak, donde es una de las empresas que más contratos logró tras el derrocamiento de Sadam Husein. Una auditoría realizada por el Pentágono ha descubierto "deficiencias" en el sistema de facturación de una de sus filiales, la empresa Kellog Brown & Root.

El encargado de desvelar las conclusiones de esta auditoría, fechada el 13 de mayo, ha sido el congresista republicano Henry Waxman, quien ya había apuntado el dedo acusador contra la firma tejana en anteriores ocasiones. Las irregularidades van desde posibles sobreprecios en los servicios de cátering para las tropas destacadas en el país árabe, al abultamiento de facturas por combustible y errores en la supervisión de los trabajos contratados a otras personas. La agencia auditora, dependiente del Departamento de Defensa, confirmó la existencia de la investigación y señaló que, en seis meses, revisará su actuación para saber si ha adoptado sus recomendaciones.

La compañía, por su parte, intentó neutralizar las críticas. "Hemos establecido procedimientos para garantizar que la empresa opere con integridad, eficacia y efectividad", dijo una portavoz.