A Hard choices (Elecciones difíciles), las memorias de Hillary Clinton como secretaria de Estado que salen hoy a la venta, le han llovido ya calificativos como «edulcoradas» y «aburridas». En The New York Times la crítica literaria Michiko Kakutani ha constatado que el volumen contiene «pocas noticias». Aun así, las ventas anticipadas han alcanzado ya el millón de ejemplares. Y tanto el interés por el libro como su milimétricamente cuidado contenido y la intensa campaña promocional constatan que la exprimera dama es la candidata inevitable de los demócratas en el 2016.

Hace ya meses que funcionan a toda máquina grupos como Ready for Hillary, un supercomité de acción política que como tal no puede coordinarse oficialmente con ella pero donde han recalado importantes estrategas tanto de su campaña del 2008 como de la de Obama en el 2012. Senadores demócratas han empezado a dar apoyo a su candidatura. Hillary posterga el anuncio oficial, apuntando en las memorias que tomará «pronto» la decisión, aunque la opinión general es que ya ha decidido y espera solo a las legislativas de noviembre. Y aunque, como escribía The Washington Post, «cuanto más tiempo pueda evitar mostrarse abiertamente política a la vez que acumula todas las ventajas de su estatus de favorita, mejores opciones tendrá», en todo lo que hace late estrategia para una carrera con la Casa Blanca como meta.

Filtración

Primero llegó la filtración de un capítulo conflictivo, el del atentado en Bengasi, para intentar rebajar el efecto de los seguros ataques republicanos. Luego dio una entrevista a People para intentó zanjar temas personales como el efecto del caso Lewinsky. Y ahora llega el libro entero, 656 páginas que son, según Time, «no unas memorias en sentido tradicional sino un recuento delicadamente comisariado de su tiempo en el Departamento de Estado, claramente dirigido a escorar sus vulnerabilidades en preparación para una posible campaña presidencial», es decir, «el trabajo de alguien que mantiene todas sus opciones políticas abiertas», según Kakutani

El libro y la campaña-no campaña de Clinton se analiza también como un ejercicio de equilibrismo. Llegando a alcanzar en las encuestas índices del 67% cuando se pregunta si se la considera una líder fuerte; del 60% cuando se plantea si es honrada, y del 59% cuando se interroga sobre si tiene nuevas ideas para el futuro, la exjefa de la diplomacia tiene que alejarse de Barack Obama, al que ahora solo aprueban el 43,5% de los estadounidenses, según la última media de encuestas de Real Clear Politics.

Pero Clinton tampoco puede, ni quiere, parecer desleal. «Es parte de la tensión de presentarte a suceder a un presidente: has servido en su Administración, tienes que mostrar que hay una historia pero también ser tú mismo», ha dicho a Politico Lawrence Korb, del Center for American Progress.

Entrevistas en televisión, firmas y presentaciones del libro, charlas y conferencias … Todo ahora se analizará al detalle. Y no solo las posiciones políticas en temas como la desigualdad, sino también la condición física de Clinton, especialmente después de que Karl Rove dijera que una contusión que sufrió en el 2012 le ha dejado daños cerebrales.

Los republicanos también han intentado poner el dedo en la llaga de la edad (66 años). Pero Clinton ha respondido con humor. Cuando alguien comparó su candidatura con «una reposición de Las chicas de oro», ella rió: «Fue una serie de televisión muy popular y estuvo en antena mucho tiempo». Preparados, listos, Hillary.