El polaco Donald Tusk seguirá siendo hasta finales de 2019 presidente del Consejo Europeo. Así lo han decidido esta tarde los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea por aplastante mayoría -27 contra 1- pese al boicot de Polonia para impedir su renovación por otros dos años y medio. El Gobierno que dirige Beata Szydlo, pero lidera en la sombra el presidente del partido ultranacionacilista Libertad y Justicia (PiS) Jaroslaw Kazynski, se ha quedado este jueves solo y completamente aislado. "Agradecido por la confianza y la valoración positiva del Consejo Europeo. Haré todo lo posible para mejorar la UE", ha prometido Tusk tras su confirmación.

Szydlo, según fuentes del Consejo, ha tomado la palabra al inicio de la reunión para explicar los motivos de su rechazo pero sus explicaciones, como era de esperar, no han convencido a nadie. Ni a su vecino, el siempre polémico primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ni a la díscola premier británica, Theresa May, en proceso de salida de la Unión Europea. "Nada debería decidirse sin nuestro consentimiento. Sería bueno recordar este principio importante en la construcción de nuestra comunidad. Para Polonia es obvio que no se puede comerciar con los principios y no puede haber un acuerdo sobre el nombramiento del presidente del Consejo Europeo sin el consentimiento del país del que procede”, advertía a su llegada la polaca, minutos antes de mantener un encuentro bilateral con la cancillera alemana Angela Merkel.

Su ministro de exteriores, Witold Waszczyowski, dejó claro este jueves que Varsovia hará lo imposible para impedir el voto y la reelección de Tusk pero los líderes de los 27 han cerrado filas sin fisuras. Desde la propia Merkel -a cuya familia política pertenece Tusk- hasta los liberales o los socialistas. "Siempre ha sido un presidente justo con un ojo en la pelota. En momentos muy turbulentos ha mantenido la cabeza fría y siempre ha puesto la solución por delante del problema”, valoraba el primer ministro holandés, Mark Rutte, que se ha entrevistado bilateralmente conMariano Rajoy.

"Apoyo a Tusk por razones de continuidad, coherencia y estabilidad. Considero que es el candidato obvio. No veo como un país puede bloquear una solución apoyada por todos los demás. En el momento en el que estamos, con una Europa que debe reafirmar su unidad, firme ante las presiones, hay razones para confirmar aquí la nominación de Donald Tusk", proclamaba el socialista francés,François Hollande.

No ha sido el único que ha alertado de las maniobras políticas internas del gobierno polaco. "No tenemos problemas con él y no queremos convertirnos en rehenes de la política nacional dentro de Polonia. Parece más bien una guerra de tronos", criticaba la presidenta lituana Dalia Gribauskaite tan directa como suele ser habitual poco antes de felicitarse. Lo cierto es que el mandato de Tusk no expira hasta el próximo 31 de mayo y aunque nada obligaba a los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 a adoptar durante este Consejo Europeo una decisión la voluntad ha sido zanjar este asunto ahora.

LAS ACUSACIONES DE VARSOVIA

Este miércoles se hizo pública la carta que la primera ministra polaca ha enviado al resto de colegas europeos enumerando una serie de razones por las que no querían a Tusk al frente de la UE. Para empezar porque creen que ha sobrepasado “sus poderes europeos” y ha utilizado “su autoridad como jefe del Consejo Europeo para intervenir en cuestiones nacionales internas”. Es más, entienden que no ha sido ni neutral ni imparcial porque ha respaldado decisiones perjudiciales para Polonia.

Argumentos suficientes, según Polonia, para oponerse y presentar un candidato alternativo: el eurodiputado Jacek Saryusz-Wolski. Hasta el pasado sábado, el citado político estaba en las filas del partido Plataforma cívica en el que milita su compatriota Donald Tusk. Pero nada más aceptar la candidatura del PiS fue expulsado lo que le ha despojado de rebote de la vicepresidencia del Parlamento Europeo -que ocupaba hasta el lunes- y también de su pertenencia al PPE. Polonia pretendía que fuera invitado esta tarde a la cumbre pero Malta, que ocupa la presidencia rotatoria de la UE este semestre, rechazó el miércoles esa posibilidad.

Aunque "no es nada excepcional" que los nombramientos puedan determinarse en una votación y no por consenso -así fue la de Jean-Claude Juncker- el empeño de Polonia por rechazar a un candidato que cuenta con el aval mayoritario ha sorprendido a los Estados miembros han asistid atónitos a una batalla interna que nace de la inquina personal de Kazynski con Tusk. “Yo no soy responsable del choque. Se cual es mi papel como presidente del Consejo Europeo. Soy y seré imparcial políticamente neutral con todos los Estados miembros. He tratado de serlo y creo que lo he conseguido” pero “al mismo tiempo soy responsable de defender los valores europeos", advertía el miércoles Tusk. “Yo no soy quien debe evaluar mi mandato. Es cosa de los líderes europeos. Estoy preparado para ese juicio”, aseguraba. A tenor del resultado el examen lo ha aprobado con sobresaliente.