El escándalo por la muerte de ocho menores en un bombardeo militar que ha conmovido a Colombia, no ha hecho mella en el gobierno del presidente Iván Duque, que evitó hacer mención al caso y elogió la labor de Guillermo Botero, quien renunció al Ministerio de Defensa envuelto en la polémica.

Duque hizo su primera intervención pública sobre el tema en un acto de ascensos de la Policía rodeado de miembros de la fuerza pública, y en la que lejos de reconocer errores en la operación, condenó a los grupos armados ilegales por usar niños como "escudos humanos".

Grupos terroristas

El mandatario dijo que la Policía "protege a los menores" y "también denuncia el reclutamiento que hacen muchos grupos terroristas para que sean los menores los que les sirvan de escudos humanos a las pretensiones de los más vulgares cabecillas".

Fue una mención somera a un caso que desde hace tres días hegemoniza la agenda política colombiana por la gravedad de lo sucedido hace dos meses en el departamento del Caquetá (sur), donde ocho menores con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años que al parecer fueron reclutados a la fuerza por un grupo disidente de las FARC, fallecieron tras un bombardeo.

En esa operación murieron Ángela Gaitán, de 12 años; José Rojas, de 15; Sandra Vargas y Diana Medina, ambas de 16; Jhon Pinzón, Wílmer Castro y Abimiler Morales, de 17, y una octavo menor de edad cuya identificación no ha sido precisada por la Fiscalía.

Respeto a derechos humanos

Tras la renuncia de Botero, Duque nombró como ministro interino de Defensa al general Luis Fernando Navarro, que también ocupa el cargo de comandante de las Fuerzas Militares, mientras entre la opinión pública crece el clamor para que el próximo titular de esa cartera clave en el Gobierno, no sea un empresario como los dos últimos, sino alguien comprometido con el respeto a los derechos humanos.

El senador de izquierdas Iván Cepeda, aseguró a Efe que tras la labor de Botero es necesario que el nuevo titular "desempeñe el cargo desde el Ministerio de Defensa de una manera radicalmente distinta" y de ese modo, haya una revisión de las directrices empleadas.

"Para el nombramiento de un funcionario idóneo se requiere también de un cambio sustancial en la política del Gobierno del presidente Duque y eso significa dejar de lado los intentos de resucitar la política de Seguridad Democrática", agregó.

Para el congresista, del partido Polo Democrático Alternativo (PDA), la política de defensa de Duque se basa en la implementada durante la Presidencia de su mentor Álvaro Uribe (2002-2010) bajo el nombre de Seguridad Democrática y que en su opinión "conduce a violaciones masivas de derechos humanos".

Duque se resiste al cambio

Sin embargo, Duque parece no estar dispuesto a dar ese giro, algo que dejó en evidencia en el discurso ante los policías en Bogotá, donde no lamentó la muerte de los menores pero sí vertió elogios a la labor de Botero. "Que sea esta la ocasión también para rendirle hoy acá un homenaje al exministro de Defensa Guillermo Botero Nieto", manifestó el presidente quien dijo que "le ha dejado al país una gran lección de vida".

Duque puso en valor que cuando llamó a Botero para su gabinete, este "no lo dudó un solo momento y asumió ese cargo con tanta voluntad y con tanto patriotismo que se fue ganando el respeto y el cariño, no solamente de la cúpula militar, sino de los miembros de las instituciones".

Dudan de la estrategia de seguridad

De igual forma, el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), en que se convirtió la antigua guerrilla, señaló en un comunicado que la renuncia de Botero es una oportunidad para que el Gobierno "ajuste su errada política de seguridad y defensa".

"La actual política de seguridad, que propicia la terrorífica práctica de los falsos positivos del pasados, debe ser rectificada. Las Fuerzas Militares deben estar orientadas por el respeto de los derechos humanos y destinarse exclusivamente a la salvaguarda de la soberanía nacional", subrayó.

La FARC destacó que pruebas de ese fracaso en seguridad son "el asesinato de líderes sociales e integrantes de las FARC en proceso de reincorporación, las recientes masacres de indígenas (...) y la trágica muerte" de los ocho menores en lo que consideró "un desproporcionado bombardeo".