Y a los dos meses sucumbió Mongkok. Funcionarios hongkoneses protegidos por la policía desmantelaron este miércoles el campo de protesta al otro lado de la bahía en un gesto que revela la decisión de las autoridades de finiquitar las protestas más de dos meses después.

Decenas de trabajadores con gorras rojas y camisetas con la leyenda "I love Hong Kong" limpiaron un tramo de 500 metros de Nathan Road de tiendas de campaña y barricadas durante la mañana en una operación desarrollada sin los incidentes de la madrugada anterior.

Los centenares de estudiantes apenas pudieron oponer resistencia ante los 4.000 agentes que escoltaron a los funcionarios. El desalojo provocó pequeñas trifulcas pero ningún episodio de violencia reseñable y horas después el tráfico fluía de nuevo a una de las principales arterias de la excolonia.

Dos líderes de las protestas, Joshua Wong y Lester Shum, fueron detenidos. Ambos se han erigido en los rostros más mediáticos de un movimiento asambleario sin jerarquías. Wong, apenas con 17 años, es el fundador de Scholarism, una de las organizaciones estudiantiles que catalizan las protestas.

DISTURBIOS

El desmantelamiento de Mongkok se ha cerrado en una operación que había empezado el martes con la limpieza de un tramo menor de la zona. La operación provocó durante la madrugada los disturbios más serios en varias semanas que terminaron con la detención de 116 personas por asalto y obstrucción y asalto a la policía.

Las protestas que llegaron a juntar a más de 100.000 estudiantes en las calles dos meses atrás se han reducido a unos cientos que resisten en Admiralty, la zona donde se asientan las sedes de Gobierno de la excolonia. La falta de resultados y el transcurso del tiempo han desinflado un movimiento visto cada vez con menos simpatía por los ciudadanos. Una encuesta de la Universidad de Hong Kong revelaba esta semana que el 83% quería que las autoridades limpiasen las calles de estudiantes.

Mongkok, aunque con menores concentraciones que Admiralty, se había convertido en un símbolo de resistencia y en escenario de los escasos capítulos violentos registrados en una protesta de cariz pacífico y lúdico. Los estudiantes hubieron de repeler el mes anterior primero a la policía y después a los matones de la mafia enviados al campamento. Su desmantelamiento fue aplaudido ayer por numerosos vecinos, hastiados de las molestias cotidianas generadas por los manifestantes.

Los estudiantes y la plataforma cívica Occupy Central reclaman que las elecciones programadas para 2017 cuenten con la libre designación de candidatos y califican el filtro de Pekín como una "farsa de democracia".