La empresa nacional de ferrocarriles franceses (SNCF) dio ayer por terminada la inspección de los 32.000 kiló- metros de vía férrea que recorren toda Francia, sin detectar ninguna de las nueves bombas que decía haber colocado el misterioso grupo terrorista AZF, que mantiene movilizada a la policía y a los ferroviarios. El ministro francés de Justicia, Dominique Perben, quien calificó la rocambolesca historia de "canallada", vaticinó la rápida identificación y detención de los culpables. Pero el hecho es que la policía no dispone de ninguna pista y se ha roto el contacto con los extorsionadores, al revelarse a través de la prensa que falló la operación montada para pagar el rescate. En medio de una gran polémica por no haber avisado antes a los usuarios de los ferrocarriles franceses, ayer se intensificó la vigilancia en las estaciones y las principales líneas de trenes.

FATALISMO E INCREDULIDAD Los usuarios del tren se tomaron la noticia con fatalismo e incredulidad, ante una situación que "no tiene ni pies ni cabeza", como decía un pasajero en la estación parisina de Montparnasse. "Que no cunda el pánico", era la consigna de las autoridades frente a una opinión pública que, de momento, no ha perdido el temple. Los responsables policiales, en cambio, se muestran preocupados por esta situación sin precedentes.

En las cartas enviadas a las autoridades de Francia desde mediados de diciembre y reveladas el miércoles por el diario regional La Dépªche du Midi , el grupo AZF --que tomó las siglas de la planta química que explotó en Toulouse en el 2001-- amenazó con hacer explotar sucesivamente 10 bombas colocadas en varios puntos de la red ferroviaria francesa si no se le pagaba un rescate de 4 millones de dólares y un millón de euros.

Para dar veracidad a la amenaza, los extorsionadores revelaron la situación de uno de los explosivos, en la línea de Toulouse a París, cerca de Limoges. El lunes se frustró la entrega del rescate por un error de localización y casi simultáneamente se divulgaron en la prensa las amenazas. La filtración provocó la intervención del ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, que confirmó haber pedido a los periódicos que embargaran la noticia. Sus colaboradores dijeron ayer que se había "perdido la esperanza" de resolver el asunto.

La investigación judicial está en manos de los jueces Jean-Louis Brugui¨re y Philippe Coirre. El fiscal antiterrorista de París encargado del caso, Michel Debacq, fue destituido por no haber informado a sus superiores de todos los datos del caso.

EMBARGO EN LA PRENSA Un debate se ha abierto en la prensa acerca de la necesidad de respetar el embargo decretado por Interior sobre la información, en plena campaña para las elecciones regionales. Jean-Christophe Giesbert, director de La Dépªche du Midi , el rotativo que lanzó la bomba informativa, reaccionó de forma virulenta ante las presiones y se escudó en "el deber de informar". Le Monde defendió su postura de no informar "no porque lo pidiera el ministerio", sino porque consideraron que "la información era insuficiente y había que investigar".

Este caso parece calcado del que vivió la República Checa hace un año, cuando un hombre amenazó al Gobierno con atentar contra la red ferroviaria si no lograba 320.000 euros. Pese a la presión de las autoridades, un periódico reveló el caso. El Gobierno lanzó desde un helicóptero el dinero, pero nadie recogió los sacos. El terrorista no fue detenido.

En España, fuentes de Renfe aseguraron que este incidente no afectó ayer a los trenes que viajan a Francia y que el servicio estaba funcionando con "total normalidad".