Su falta de carisma --John Kerry es a la política lo que el valium a la medicina, apunta la revista The Economist -- y sus vagos planes para Irak son las principales críticas al candidato demócrata a la Casa Blanca. Kerry intenta solventar la primera con encendidos discursos, como el que cerró la convención de Boston, pero los medios de comunicación estadounidenses coinciden en que ha llegado el momento de que precise cuál es su estrategia para el país árabe, con cifras y propuestas concretas.

Algunos, como el periódico USA Today , comparan esta postura con la de Richard Nixon hace 36 años con respecto a Vietnam. Entonces, el candidato republicano sugirió que tenía un plan para poner fin a la guerra, pero que no podía hacerlo público hasta llegar a la Casa Blanca. Cuatro años después aún no había dado una respuesta.

INVOLUCRAR A LOS ALIADOS En el caso de Kerry, la razón está en parte en su propio partido, dividido entre los muchos que se opusieron a la guerra y los pocos, como él, que la apoyaron. A tres meses de las elecciones, ha hecho muy poco por desmarcarse de Bush. Ambos quieren más ayuda internacional y la retirada gradual de las tropas estadounidenses.

Kerry apuesta por involucrar a los aliados en todos los aspectos de la reconstrucción, incluyendo los contratos relacionados con el petróleo. Pero los rebeldes están echando a las compañías y el rechazo a esta guerra por parte de europeos y árabes es una razón de peso para que sus responsables políticos prefieran seguir fuera. Kerry ha dicho que quiere mandar a casa a las tropas estadounidenses en el 2008, al final de su primer mandato, en caso de salir elegido en las elecciones de noviembre. Todavía debe explicar cómo.