El Parlamento de Hungría debe dar luz verde el lunes a la decision del primer ministro Viktor Orban de decretar un estado de emergencia "indefinido" entre las críticas de la oposición que considera "desproporcionada" la medida que tiene como objetivo combatir el nuevo coronavirus.

El rechazo de Orban a poner plazo a la declaración del estado de emergencia decretado el pasado 11 de marzo, en virtud del cual el Ejecutivo puede gobernar por decreto y restringir la libertad de expresión, ha encendido todas las alarmas en un país liderado por un mandatario con derivas autoritarias. El estado de emergencia establece penas de hasta cinco años de cárcel para quienes difundan información falsa.

A las dudas expresadas por la oposición interna se ha sumado la "preocupación" del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en la medida en que considera que el Gobierno tendrá "prácticamente poderes ilimitados".

"Medidas temporales y limitadas"

"Según el Derecho Internacional, las leyes y medidas de emergencia deberían ser temporales y limitadas", ha advertido el portavoz del Alto Comisionado, Rupert Colville, en un comunicado en el que ha expresado su temor por las posibles restricciones en derechos y libertades fundamentales.

Pero la ministra de Justicia, Judit Varga, salió al paso defender la constitucionalidad de la medida: "Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para detener la propagación del virus. El proyecto de ley encaja perfectamente en el marco constitucional húngaro".

Pero la política implementada por Viktor Orban en una década de poder hace temer a la oposición que el líder de 56 años abusa de estos medios excepcionales: desde 2010, según muchas organizaciones independientes, ya ha multiplicado los ataques contra el Estado de Derecho en el ámbito de la justicia, sociedad civil, libertad de prensa.

Dos semanas de confinamiento

El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, impuso el sábado 28 de marzo dos semanas de confinamiento para contener la expansión del coronavirus, que suma unos 300 casos y diez muertos, aunque el propio mandatario ha reconocido que el número real de contagios podría ser mayor al balance oficial.

Orban estableció nuevas medidas, que permitirán como excepciones los desplazamientos considerados imprescindibles o las actividades físicas al aire libre, siempre y cuando se guarde una mínima distancia con otros personas. El primer ministro advirtió de que las fuerzas de seguridad vigilarán el cumplimiento de las normas.

El Gobierno húngaro estableció también horarios especiales para farmacias y tiendas de alimentación, de tal forma que las personas mayores de 65 años solo puedan acudir entre las 9.00 y las 12.00 horas.

Por otra parte, el Ejecutivo ha asumido el control indirecto de todos los hospitales, que pasarán a tener al frente a un comandante designado por las autoridades políticas. El primer ministro ha explicado que los médicos seguirán decidiendo sobre cuestiones sanitarias, mientras que los comandantes se encargarán de vigilar el cumplimiento de la regulación.