El presidente de EEUU, George Bush, aseguró ayer a la presidenta de Irlanda, Mary McAleese, y al primer ministro, Bertie Ahern, que los abusos cometidos por soldados estadounidenses contra prisioneros iraquís en la cárcel de Abú Graib serán investigados hasta el final. Amnistía Internacional fue una de las organizaciones que había pedido a Ahern que planteara el tema al presidente estadounidense. "Los dos líderes han sacado a relucir el asunto", señaló Bush, que agregó: " Les he asegurado que voy a resolverlo con una transparencia que contrasta con cómo lo haría un tirano".

El jefe de la Casa Blanca dijo haberse sentido "enfermo, al igual que los ciudadanos norteamericanos, con lo que ocurrió en la cárcel". "Las acciones cometidas por esas tropas no reflejan lo que nosotros pensamos" aseguró. Preguntado sobre su impopularidad entre la sociedad europea, reflejada en los sondeos, Bush dijo no sentirse tan preocupado por la visión que se tiene de él, como la que se tiene de EEUU. "Me importa la imagen de nuestro país", dijo. "No me gusta cuando los valores de nuestro país se confunden a causa de las acciones de alguna gente fuera".