Decenas de jefes de Estado y de Gobierno y representantes internacionales han llegado para asitir a los actos conmemorativos del centenario de la primera guerra mundial que se celebran en Lieja, al este de Bélgica, a los que asiste el rey Felipe VI de España y los duques de Cambridge, entre otros.

Felipe VI ha sido recibido por los reyes de los belgas, Felipe y Matilde, en el barrio militar de San Lorenzo, al que fueron llegando poco a poco los invitados.

Tras el monarca español han llegado los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, quienes participarán este lunes en otra ceremonia acompañados del primer ministro británico, David Cameron, en el cementerio militar de Saint-Symphorien, cerca de Mons (sur), donde murieron el primero y el último de los soldados británicos fallecidos en el conflicto.

En los actos conmemorativos de Lieja también participan otros jefes de Estado como el presidente de Alemania, Joachim Gauck; de Francia, François Hollande; de Rumanía, Traian Basescu, o el canciller de Austria, Heinz Fischer.

Minuto de silencio

Tras el recibimiento oficial en la abadía de San Lorenzo los invitados se desplazaron al Memorial Interaliado de Cointe, en una de las colinas que rodean la ciudad, donde el rey Felipe de Bélgica colocará una corona de flores y se guardará un minuto de silencio por los caídos en este conflicto.

El rey Felipe, sentado en la grada de los invitados al lado del príncipe Guillermo de Luxemburgo y del presidente alemán, ha conversado unos instantes con los reyes belgas, así como con Gauck, y ha saludado a Hollande.

Está previsto que pronuncien sendos discursos en esa ceremonia el rey belga, Hollande, Gauck, Guillermo de Inglaterra y el primer ministro belga, Elio Di Rupo.

A la conmemoración del centenario de la Gran Guerra han sido invitados los países que se enfrentaron en ambos bandos, así como los 28 Estados miembros de la Unión Europea y otros países neutrales en el conflicto.

España, que permaneció neutral, ha recibido el reconocimiento de Bélgica por la ayuda humanitaria que envió en aquellos años para ayudar a combatir el hambre en la población belga, que sufrió durante cuatro años la dura ocupación alemana.