La oposición socialista francesa ha pedido la creación de una comisión de investigación parlamentaria sobre las supuestas presiones al tribunal que condenó el viernes por corrupción al exprimer ministro conservador y actual presidente del partido del Gobierno UMP, Alain Juppé. Este nuevo escándalo puede salpicar al presidente Jacques Chirac, que ha estado presionando para que su antiguo delfín no se retire de la política.

El diputado socialista Arnaud Montebourg, muy crítico con los escándalos que han sacudido a la derecha y en particular a Chirac, en tanto que fundador del movimiento neogaullista y exalcalde de París, pide que la investigación esté "dirigida por la oposición". Las presiones denunciadas por la juez Catherine Pierce son, según Montebourg, "atentados graves al orden constitucional y al Estado de derecho".

"Estos procedimientos nos llevan a las horas más negras del Estado RPR", señala el diputado socialista, en alusión a las prácticas del partido chiraquiano antes de transformarse en la UMP. También cree que el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, presiona a los jueces al pronunciarse contra la condena de Juppé, del que ha dicho "Francia lo necesita". Bajo la presión de la izquierda y de los medios de comunicación, Raffarin anunció ayer la apertura de una investigación que dirigirán el vicepresidente del Consejo de Estado y los presidentes del Tribunal Supremo y del Tribunal de Cuentas, "a petición del presidente Chirac" y con un claro objetivo de "transparencia".

Juppé regresará hoy a Burdeos, ciudad de la que es alcalde, y se pronunciará mañana sobre su posible retirada de la vida política. Decisión contra la que se han pronunciado los líderes de su partido, empezando por Chirac, quien le presionó para que recurriese la sentencia.

La retirada de Juppé dejaría desnudo a Chirac, quien hasta ahora se ha escudado en la inmunidad presidencial y en su fiel colaborador para esquivar los escándalos del RPR y especialmente el de los empleos ficticios de la alcaldía de París, de los que la sentencia del Tribunal de Nanterre le considera explícitamente como el principal instigador.

Chirac puede quedar también sin protección ante las ambiciones presidenciales del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que progresa en los sondeos.