Para dar clases de democracia no sólo debe garantizarse el derecho de voto cada cuatro años. Quienes se pavonean de vivir en la cuna de la democracia deben garantizar numerosos derechos. Entre los fundamentales se cuentan el habeas corpus (el derecho del detenido a ser presentado ante un juez), la libertad de expresión y la libertad de prensa. Todos ellos invocados ante el Tribunal Supremo a propósito de los detenidos por el 11-S. Pero el Supremo, como Pilatos, se ha lavado las manos y ha dejado que Bush mantenga en secreto la identidad de esos presos, al estilo de Videla y Pinochet.*Periodista.